Este domingo, las Fuerzas de Estados Unidos bloquean el paso de un tercer buque en aguas venezolanas, consolidando una ofensiva naval sin precedentes en el Caribe. Según confirmó Washington, esto profundiza la crisis diplomática con el régimen de Nicolás Maduro porque el discurso oficial sostiene que estas acciones buscan asfixiar el financiamiento de lo que consideran estructuras de narcoterrorismo en la región.
Un operativo que se suma a una semana de interceptaciones
Estados Unidos interceptó un tercer buque; ocurre apenas 24 horas después de la captura del petrolero Bella 1. Según fuentes de las agencias Reuters y Bloomberg, el despliegue responde a una estrategia de vigilancia sistemática en rutas marítimas estratégicas, pero de momento, el Pentágono mantiene bajo reserva la identidad y la ubicación exacta de esta última embarcación retenida por la Guardia Costera.
De todas formas, funcionarios estadounidenses confirmaron a la agencia Reuters que la Guardia Costera de Estados Unidos interceptó un tercer buque en aguas internacionales cercanas a Venezuela, aunque sin precisar el nombre de la embarcación ni la ubicación exacta del operativo. En este caso se trata del segundo procedimiento de este tipo durante el fin de semana y el tercero en menos de una semana.
Asimismo, este nuevo operativo se realiza un día después de que el Departamento de Seguridad Nacional confirmara la incautación de un petrolero frente a la costa venezolana; en ese contexto, la administración de Donald Trump defendió el procedimiento como parte de su política pública de presión económica sobre el régimen chavista.
El primer buque interceptado: petroleros sancionados
La semana pasada, Estados Unidos había interceptado por primera vez un buque petrolero sancionado, el Skipper, lo que generó un efecto inmediato en el tráfico marítimo. Desde entonces, varios petroleros cargados con barriles de crudo permanecen en aguas venezolanas por temor a ser detenidos, según fuentes del sector energético citadas por Reuters.
De acuerdo con Bloomberg, el tercer operativo tuvo como objetivo al petrolero Bella 1 con bandera panameña, sancionado por Estados Unidos desde 2024 y propiedad de la empresa Louis Marine Shipholding Enterprises, que se dirigía a Venezuela para cargar crudo, lo que activó el protocolo de interdicción naval.
Un día antes, Washington había confirmado la incautación del M/T Centuries, que fuentes estadounidenses indicaron que transportaba al menos 2 000 000 de barriles, un petrolero de gran porte con 333 metros de eslora y un desplazamiento de 309 460 toneladas. Hasta ahora, el discurso oficial de la Casa Blanca sostenía que solo serían abordados buques expresamente sancionados.
La interceptación del tercer buque abre un nuevo frente para Estados Unidos
Este tercer buque estaría vinculado a intereses chinos, lo que representaría un punto de quiebre para la relación entre Washington y Beijing porque China podría denunciar «piratería» en aguas internacionales. Al mismo tiempo, el país asiático evalúa posibles respuestas que van desde represalías diplomáticas hasta decisiones con impacto directo sobre Caracas, como reducir las compras de crudo venezolano.
Cabe mencionar que China es el principal comprador de petróleo, que representa cerca del 4% de sus importaciones y supera los 600 000 barriles diarios en diciembre. Desde Estados Unidos, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, sostuvo que su país «continuará persiguiendo el movimiento ilícito de petróleo sancionado que se utiliza para financiar el narcoterrorismo en la región».
Bajo este aspecto, se han registrado más de 27 ataques contra embarcaciones sospechosas de contrabando, resultando en un saldo de más de cien fallecidos. El presidente Trump anunció un bloqueo total a los petroleros sancionados y no descartó un conflicto mayor con Venezuela, que acusa a Estados Unidos de tener buques en el Caribe para cometer robos y piratería, en una escalada que ya trasciende lo económico.
