Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), mantienen actividades militares en diversas zonas de Oriente Medio, con el objetivo de proteger los intereses de su país. Una de sus incursiones más recientes es la que llevan a cabo en el sur de Siria, la cual tras un ciclo de más de 100 días de actividad ininterrumpida han anunciado que dan por concluida en su primera fase operacional.
Israel finaliza el primer ciclo de operaciones que buscan mantener el control de una frontera caótica tras el descenso de Bashar al-Assad
Las operaciones militares de Israel en Siria, se habían extendido más allá de las líneas fronterizas tradicionales, durante esta primera fase de la ofensiva en el territorio sirio. Además, el comunicado de las FDI, ha confirmado el despliegue de una nueva brigada de reserva, asegurando que Israel y sus fuerzas militares continuarán durante largo tiempo haciendo presencia en el territorio de Siria.
Luego de la caída del gobierno de Bashar al-Assad en 2024, Israel dio origen a estas operaciones, argumentando la necesidad de garantizar el control de su frontera mediante la ocupación militar. Cabe destacar, que tras la caída del gobierno el ejército sirio sufrió un desmoronamiento, que sumado a la huida de los altos mandos, ocasionó un vacío de poder que socavó la seguridad nacional y afectó a la población.
Israel, ha declarado que el objetivo estratégico de esta primera etapa, ha sido establecer una zona de amortiguamiento robusta, lo cual impedirá que la región sea aprovechada por milicias proiraníes y grupos yihadistas. De esa manera, las acciones de las FDI, iniciaron con movimientos defensivos en los Altos del Golán, transformándose posteriormente en una operación de gran envergadura.
Israel ha afectado la capacidad operativa del ejército sirio
Diversos informes de inteligencia y medios internacionales, han emitido observaciones en las zonas donde las fuerzas israelíes han operado, mostrando cómo se han ocupado posiciones clave que incluyen la cima del Monte Hermón, anteriormente bajo control sirio, así como diversas aldeas en las provincias de Quneitra y Daraa. De esta forma, las FDI han penetrado unos 38 kilómetros en el territorio de Siria, con la justificación de alejar cualquier amenaza a sus fronteras.
El balance presentado por las FDI, y corroborado por diversas agencias, estima que durante esta primera fase, Israel ha logrado destruir cerca del 80% de las capacidades estratégicas del antiguo ejército sirio. Además, ha realizado la demolición sistemática de fábricas de misiles, vinculadas a la tecnología iraní, y la incautación de arsenales masivos.
Las movilizaciones israelíes dejan a los ciudadanos sirios entre la zona de seguridad y la incertidumbre
El gobierno de Israel, ha justificado su acción en el territorio sirio bajo la narrativa de proteger a las minorías locales, específicamente las comunidades drusas al sur de Siria, que habían sido sacudidas por enfrentamientos con tribus beduinas y remanentes del régimen tras la caída de Bashar al-Assad. Sin embargo, el lenguaje de efectividad operacional por la seguridad y la protección contrasta con la realidad humana en la región.
Aunque inicialmente, algunos sectores vieron con alivio la intervención frente al caos de la guerra civil, la presencia prolongada de las tropas ha generado ciertas fricciones. Tal es el caso en aldeas como Ma’ariya, donde agricultores sirios han visto bloqueado el acceso a sus tierras de cultivo por los asentamientos militares, acompañado por protestas civiles que exigen la retirada de las fuerzas de ocupación.
El impacto humanitario de estas operaciones israelíes no puede desligarse del contexto de la posguerra siria. Los organismos internacionales han advertido sobre las operaciones y los más de 600 ataques aéreos registrados en 2025. Argumentan que estos, han provocado nuevos desplazamientos de civiles en el sur, sumando miseria a una población que lleva sufriendo más de una década de conflicto.