Tras el bombardeo en Guaviare, Gustavo Petro salió a defender la operación y explicó, una vez más, las razones que lo llevaron a aprobarla pese a los cuestionamientos, pero sectores aliados, opositores y usuarios en redes sociales cuestionaron el impacto humanitario del ataque y la posibilidad de que hubiera menores en el campamento. El presidente, sin embargo, respondió con firmeza y aseguró que actuó conforme al Derecho Internacional Humanitario (DIH).
Las defensas de Gustavo Petro y el alcance del DIH
El mandatario reaccionó a las críticas diciendo que no había vulnerado el principio de distinción, pero a su juicio, la ubicación del campamento hacía imposible confundir combatientes con población ajena al conflicto. En su cuenta de X insistió en que el bombardeo se ejecutó «en la selva adentro», y que por esa razón no existía riesgo para civiles.
Lo cierto es que también rechazó las comparaciones que algunos hicieron con ataques en otros lugares del mundo o en territorios nacionales donde sí se afectó a personas desarmadas, teniendo en cuenta que Estados Unidos sanciona a Petro por presuntos vínculos con el narcotráfico, siendo que señaló que no era justo equiparar esos casos con la ofensiva contra las columnas de Mordisco, integradas según él por combatientes activos.
«En las columnas de Mordisco solo tenían combatientes, y no sabíamos de la presencia de menores, escribió el presidente, marcando distancia con quienes cuestionaron la operación; también recordó que, como jefe de las Fuerzas Militares, está obligado a proteger a la población.
El debate sobre los menores combatientes y la estrategia militar
El presidente señaló que negarse a bombardear puede incentivar que los grupos armados recluten más niños para proteger a sus mandos. A su forma, esa «creencia debe evaporarse»; también recalcó que toda negociación con organizaciones ilegales parte de un primer acuerdo: retirar a los menores del conflicto, sosteniendo que es el camino real para cumplir el DIH.
Petro afirmó que los niños y adolescentes reclutados, aun si participan directamente en hostilidades, conservan protección especial según los Convenios de Ginebra y sus protocolos. También recordó que, cuando caen prisioneros, deben recibir un trato preferencial, pero con ese marco, defendió que sus decisiones militares no contradicen las normas internacionales, sino que buscan equilibrar la protección de la vida de soldados y civiles.
Además, explicó que utilizó el bombardeo como recurso «letal mayor» en doce ocasiones durante su gobierno, pero negó que existiera un cambio en su postura y criticó que, según él, parte de la prensa no informe sobre estas decisiones, siendo que aseguró que solo ordena ataques cuando hay mandos armados en posición ofensiva y cuando la inteligencia indica que el riesgo para menores es mínimo o imposible de corroborar.
Nuevos bombardeos y la búsqueda de la llamada «paz total»
Aunque Petro sostiene que su prioridad es alcanzar acuerdos y reducir la violencia, también dejó claro que no renunciará al uso de la fuerza, pero considera que su responsabilidad como comandante supremo lo obliga a tomar decisiones difíciles para proteger a militares y policías desplegados en zonas críticas.
Cabe mencionar que el mandatario también señaló que la derecha lo critica por apostar por el diálogo y, al mismo tiempo, por recurrir a medidas militares, dejando en claro que mencionó incluso que algunos lo acusan de riesgos internacionales como eventuales señalamientos en listas extranjeras.
Frente a esto, respondió que actúa con la mayor información disponible y con el criterio de salvar más vidas de las que se ponen en riesgo, teniendo en cuenta que en la semana el mandatario colombiano pone fin a la colaboración de inteligencia con Estados Unidos. Para cerrar su pronunciamiento, Petro compartió fragmentos formales sobre la protección jurídica de los niños en conflictos armados.
