La ceremonia de asunción del Papa León XIV sigue su curso. Ya recibidos el Palio y el Anillo del Pescador de parte de los representantes del Colegio Cardenalicio, el iniciante Sumo Pontífice dio su primera homilía, como parte de los ritos oficiales del inicio de su pontificado.
Un corazón conmovido y un recuerdo para su predecesor
La primer homilía del Papa León XIV estuvo cargada de emoción y expectativa, mientras el recientemente electo Sumo Pontífice, exponía su primer razonamiento teológico desde su elección.
La intervención de Léon XIV inició con un sentido saludo a sus hermanos cardenales, hermanos del episcopado y en sacerdocio, para después agradecer la presencia de las autoridades y cuerpos diplomáticos de diferentes países.
«Los saludo a todos con el corazón lleno de gratitud, al inicio del ministerio que me ha sido confiado. Escribía san Agustín: «Nos has hecho para ti, [Señor,] y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti», expresó el Papa León XIV al iniciar su homilía.
Acto seguido, se tomó unos instantes para reflexionar sobre los acontecimientos de los últimos días, así como para recordar a su predecesor, el Papa Francisco, cuyo fallecimiento fue recibido con tristeza a lo largo del mundo.
«En estos últimos días, hemos vivido un tiempo particularmente intenso. La muerte del Papa Francisco ha llenado de tristeza nuestros corazones y, en esas horas difíciles, nos hemos sentido como esas multitudes que el Evangelio describe «como ovejas que no tienen pastor» explicó el Papa.
«Precisamente en el día de Pascua recibimos su última bendición y, a la luz de la resurrección, afrontamos ese momento con la certeza de que el Señor nunca abandona a su pueblo, lo reúne cuando está disperso y lo cuida «como un pastor a su rebaño«, agregó el Sumo Pontífice, haciendo referencia al valor que el pueblo de Dios demostró al afrontar la pérdida de su líder espiritual, mientras se preparaba para recibir al próximo Obispo de Roma.
Humildad en el Cónclave y la elección
Al referirse a sus compañeros cardenales, electores que lo llevaron al Trono de San Pedro, el Papa León XIV hizo un comentario sobre su recorrido personal y el de los cardenales, que los llevó a la elección papal.
«Con este espíritu de fe, el Colegio de los cardenales se reunió para el cónclave; llegando con historias personales y caminos diferentes, hemos puesto en las manos de Dios el deseo de elegir al nuevo sucesor de Pedro, el Obispo de Roma, un pastor capaz de custodiar el rico patrimonio de la fe cristiana y, al mismo tiempo, de mirar más allá, para saber afrontar los interrogantes, las inquietudes y los desafíos de hoy«.
Por otra parte, reconoció haber llegado sin ningún mérito, pero con la convicción de haber seguido la guía Divina que lo señaló como el próximo Obispo de Roma.
«Fui elegido sin tener ningún mérito y, con temor y trepidación, vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría, caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una única familia.»
Amor y Unidad
La primer homilía del Papa León XIV como Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, puede resumirse en dos grandes conceptos: amor y unidad.
«Amor y unidad: estas son las dos dimensiones de la misión que Jesús confió a Pedro.» explicó el Santo Padre, para posteriormente realizar una descripción de la importancia de la misión que Jesús recibió de Dios.
Explicó como el primer apóstol fue designado a «pescar» a la humanidad, para salvarla de las aguas del mal y la muerte. Y como el Hijo de Dios había llamado a Pedro y a los primeros discípulos a ser como Él «pescadores de hombres».
Finalmente, el Papa León XIV explica que Pedro fue capaz de llevar adelante esa tarea, ya que había experimentado en su propia vida el amor infinito e incondicional de Dios, incluso en épocas de fracaso y negación.
«A Pedro, pues, se le confía la tarea de “amar aún más” y de dar su vida por el rebaño. El ministerio de Pedro está marcado precisamente por este amor oblativo, porque la Iglesia de Roma preside en la caridad y su verdadera autoridad es la caridad de Cristo. No se trata nunca de atrapar a los demás con el sometimiento, con la propaganda religiosa o con los medios del poder, sino que se trata siempre y solamente de amar como lo hizo Jesús.»