En Jamaica, desde la madrugada del martes, el huracán Melissa golpea la isla con una violencia que nadie olvidará pronto, debido a que, con vientos de casi 300 km/h, lluvias torrenciales y un mar embravecido, el país se enfrenta a una de las tormentas más destructivas de su historia moderna.
El impacto inicial del huracán: árboles caídos y calles convertidas en ríos
Con vientos que superan los 295 km/h, el país enfrenta apagones masivos, inundaciones y una sensación generalizada de miedo y desconcierto entre los habitantes. Durante la madrugada, el ojo del huracán se situaba a unos 180 kilómetros al oeste-suroeste de Kingston, moviéndose lentamente hacia el norte-noroeste.
Pero ese avance casi imperceptible, más lento que una persona caminando, agravó los efectos del fenómeno, como lo son las lluvias intensas en el último mes ocurrió el huracán Priscila en categoría 1, marejadas ciclónicas de hasta cuatro metros y un viento ensordecedor que ha dejado comunidades enteras incomunicadas.
Al medio CNN, el primer ministro Andrew Holness advirtió sobre la magnitud del desastre: «No existe infraestructura en la región capaz de resistir una categoría 5 sin sufrir daños». Al mismo medio, Evan Thompson, director del Servicio Meteorológico de Jamaica, intentó transmitir esperanza: «Lo superamos juntos».
El paso del huracán Melissa provocó la caída de líneas eléctricas y afectó la conectividad en Jamaica, según el observatorio de internet NetBlocks. En la parroquia de Hanover, al noroeste del país, apenas el 2% de las redes seguían activas cerca del mediodía, mientras que otras regiones registraban entre un 53% y un 86% de conexión.
Las autoridades de Jamaica ordenaron evacuaciones
Algunas horas antes, las autoridades habían ordenado evacuaciones masivas y activado más de 800 refugios en todo el país. Sin embargo, muchos jamaicanos se resistieron a abandonar sus hogares, temiendo perder lo poco que poseen.
«No me voy a mover. No creo poder escapar de la muerte», confesó Roy Brown, un plomero de Port Royal, a la AFP. El ministro de Salud, Christopher Tufton, informó que algunos pacientes fueron trasladados a pisos superiores en hospitales costeros ante la amenaza de inundaciones.
«Esperamos que eso sea suficiente para cualquier marejada que ocurra», explicó. Mientras tanto, 240 000 personas quedaron la electricidad incluso antes de que Melissa tocara tierra. En este caso, la red eléctrica, saturada por los preparativos, colapsó en varias zonas, dificultando las labores de rescate.
Una tormenta sin precedentes indica la OMM
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) calificó a Melissa como «una tormenta del siglo». Según la especialista Anne-Claire Fontan, las lluvias podrían superar los 70 centímetros, duplicando el promedio habitual de toda la temporada.
Cabe mencionar que el panorama que deja el ciclón es desolador: al menos siete muertos, tres de ellos en Jamaica, tres en Haití y uno en República Dominicana. La Federación Internacional de la Cruz Roja estima que 1 500 000 de personas podrían verse afectadas de manera directa. «La amenaza humanitaria es grave e inmediata», advirtió Necephor Mghendi, jefe regional de la organización.
Las organizaciones humanitarias internacionales comenzaron a preparar envíos de alimentos, medicinas y generadores eléctricos hacia Kingston. En Miami, la ONG Global Empowerment Mission (GEM) informó que despachará unas 22 toneladas de ayuda en las próximas horas.
Y lo peor podría no haber terminado porque el Centro Nacional de Huracanes (NHC) prevé que Melissa mantenga su fuerza mientras se dirige hacia Cuba y luego al sureste de las Bahamas, donde se esperan lluvias torrenciales y vientos superiores a 250 km/h; en la zona también hubo en los últimos meses un huracán Humberto. En Cuba, las provincias de Granma, Guantánamo, Holguín y Santiago de Cuba ya están bajo alerta de huracán debido a que tienen en cuenta que cada minuto a partir de ahora cuenta.

