El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, recibió este jueves una de las sentencias más severas en la historia democrática del país, debido a que la Primera Sala del Supremo Tribunal Federal (STF) lo declaró culpable de conspirar contra el orden constitucional tras su derrota en las elecciones de 2022 frente a Luiz Inácio Lula da Silva y deberá cumplir 27 años de prisión.
El fallo histórico del Supremo Tribunal Federal
El juicio contra Bolsonaro se resolvió con una votación de cuatro jueces a favor y uno en contra, en una decisión que marcó un precedente judicial cuando la jueza Carmen Lucia explicó su posición: “La ley debe ser aplicada igualmente para todos”, resaltando la importancia de mantener intacto el Estado de derecho.
En la condena incluyó también a siete excolaboradores, entre ellos exministros y antiguos jefes militares, acusados de actuar como parte de una organización criminal (estos votos había logrado el STF), pero es importante aclarar que estas acciones tuvieron como objetivo impedir que Lula asumiera el poder tras vencer en las urnas en octubre de 2022.
La Fiscalía General presentó pruebas que demostraron que desde 2021 existía un plan sistemático para socavar las instituciones democráticas, en donde dicho plan incluyó campañas de descrédito contra el sistema electoral, presiones a las Fuerzas Armadas y la organización de campamentos frente a cuarteles en varias ciudades del país.
Por otro lado, el STF condenó a Bolsonaro a 27 años y tres meses de cárcel, revelando así el desenlace del proceso que mantenía en vilo a Brasil. Así fue como el juez Alexandre de Moraes destacó que el expresidente fue considerado el “líder” de la conspiración, lo que agravó su responsabilidad en los hechos.
La trama detrás del intento de golpe
Tras un largo proceso de investigaciones, se llegó a la conclusión de que la conspiración comenzó a mediados de 2021, cuando las encuestas empezaban a mostrar a Lula con ventaja, pero fue en ese momento en el que Bolsonaro intensificó los ataques al sistema electoral, buscando instalar dudas sobre la legitimidad de las elecciones.
Una vez consumada la derrota electoral de octubre de 2022, miles de sus simpatizantes instalaron campamentos frente a instalaciones militares para exigir la intervención del Ejército. Por eso, estos grupos fueron señalados como parte de la estrategia para impedir la investidura de Lula el 1 de enero de 2023, aunque la presión no logró frenar el traspaso de poder.
Pese a esto, el momento más violento se vivió el 8 de enero de 2023, cuando una multitud de bolsonaristas irrumpió en las sedes de la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema en Brasilia, lo que fue calificado como un ataque directo a la democracia que desembocó en la condena.
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