El Papa León XIV abrió las puertas del Vaticano a un grupo de peregrinos de la Iglesia greco-católica ucraniana, con el obispo de Kiev, Sviatoslav Shevchuk, a la cabeza reunió a fieles que viajaron a Roma en busca de palabras de aliento.
Esto sucedió en el marco de un clima de esperanza, debido a la difícil situación que atraviesa Ucrania, el pontífice estadounidense dedicó mensajes de cercanía a quienes sufren las consecuencias de la violencia, resaltó el valor de la fe en momentos de incertidumbre y reafirmó su compromiso de acompañar espiritualmente a todos los afectados.
Además, el Papa mostró cierta preocupación por los presos, las víctimas y las familias que perdieron a sus seres queridos con un mensaje central en torno a la fraternidad y el deseo de que, incluso en medio de la adversidad, no se pierda la confianza en un futuro más justo.
León XIV busca dejar unas palabras de aliento para el pueblo ucraniano
Si bien el Santo Padre no se pronunció en términos políticos dejó en claro su dolor por la situación que vive Ucrania, porque expresó que siente de cerca el sufrimiento de los niños, jóvenes, ancianos y, sobre todo, de quienes hoy lloran a sus familiares, por eso reafirmó que no existe justificación para una violencia prolongada que destruye vidas y hogares.
En ese sentido, el pontífice reiteró que mantiene en sus oraciones las intenciones de quienes piden serenidad y consuelo pero indicó que “En un tiempo de grandes y terribles conflictos, que el amor del Señor, del cual estamos llamados a dejarnos abrazar y moldear, es universal, y que a sus ojos -y por tanto también a los nuestros- no hay lugar para divisiones ni odios de ningún tipo”.
Dentro de su retórica, el estadounidense hizo mención ante la necesidad de mantenerse unidos como comunidad religiosa, y añadió “reconciliados, unidos, transformados por el amor que brota abundantemente del Corazón de Cristo”.
La fe como respuesta para tiempos difíciles
En sus palabras el Papa mencionó a los creyentes que se preguntan por qué deben soportar tanto dolor y allí, explicó que la creencia no resuelve todos los enigmas, pero sostiene al espíritu. Sin embargo, León XIV, confiar en la compañía divina es la clave para resistir sobre todo cuando las circunstancias sean incomprensibles.
También le recordó a los fieles que “Dios siempre tiene la última palabra y que, a pesar de la guerra, la vida y la esperanza prevalecerán”. Así con convicción, León XIV alentó a los ucranianos a no perder su confianza en el poder de la oración colectiva.
Cuando habla sobre este tema el líder espiritual, siempre da la sensación de dejar un mensaje de fortaleza, porque es la muestra más clara de su inquietud y respaldo hacia Ucrania en medio de lo que calificó como un conflicto absurdo, porque para él no se trata de resistir, sino de mantener viva la fe de que habrá días mejores.
León XIV siguió con su agenda mediante una misa dedicada a sacerdotes
Mientras continuaba con su agenda en la basílica de San Pedro, frente a unos 3.600 religiosos reunidos por el Jubileo, el Papa insistió en que la Iglesia deber ser signo de unión y no de fracturas porque enfatizó que en tiempos de guerra, no hay lugar para rencores ni odios.
Bajo este aspecto, el pontífice exhortó a los sacerdotes y les pidió que se mantengan firmes en su servicio pastoral, poniendo tiempo y esfuerzo sin distinción de personas ni intereses. Para él, solo así podrán convertirse en puentes de paz que conectan a comunidades divididas por el conflicto.
Dentro de este marco, León XIV participó en la ordenación de 32 nuevos sacerdotes de 23 países distintos para reforzar la idea de que se trata de una Iglesia abierta para todos, que no se cierra en disputas internas.
