A muy pocos días de la celebración de la Navidad, el Papa León XIV, en el rezo del Ángelus de este cuarto domingo de Adviento, dedicó su reflexión a uno de los protagonistas de gran relevancia, pero a menudo silencioso: San José. El Pontífice invitó a las personas allí presentes a profundizar la fe y la esperanza, configurando al esposo de María no como un héroe inaccesible sino como un hombre «frágil y falible, como todos, pero al mismo tiempo valiente y firme en la fe».
La justicia que se manifiesta en misericordia
El Papa se ocupó del epíteto de «hombre justo» que las Escrituras aplican a José, aclarando que esa cualidad se extiende más allá del mero cumplimiento de la Ley religiosa. La verdadera justicia de José se manifestaba, para León XIV, en el momento crítico de la encrucijada del embarazo imprevisto de María, tras la cual se decidió no denunciarla ni mostrarla públicamente. «Optó por protegerla del escándalo y elegir la misericordia», indicó el Papa.
En ese gesto que opta por no castigarla pero sí por la opción bondadosa del repudio en secreto, se encuentra en efecto la «sustancia más auténtica de la fe»: una fe que no juzga sino que se manifiesta en «compasión y respeto hacia el otro».
Un salto de fe hacia la Providencia
La observación pontificia expuso también el valor de San José en cuanto a haber aceptado su misión tras el anuncio del ángel en los sueños. Cuando se planteó en el rol de marido de María y de depositario del Hijo de Dios, José tuvo que dejar sus propias seguridades y sus planes de vida. El Papa hizo referencia a este hecho y nos contó que en ese momento «se deja llevar plenamente» en manos de Dios y que navega «mar adentro» un futuro que espera todo de la Providencia.
Para dar cuenta muy bien de la honda experiencia espiritual de este consentimiento, León XIV se hizo eco de las palabras de San Agustín: «A la piedad y caridad de José le nació de la Virgen María un hijo, Hijo a la vez de Dios». Con ello, el Papa quería subrayar que la paternidad de José y su propia Navidad nacen de su nobleza y de su caridad.
Las virtudes para un pesebre acogedor
En la última sección de su mensaje, el Santo Padre dijo que las virtudes que se aprecian como la misericordia, la piedad, la caridad, el abandono confiado no son simplemente definiciones que se refieren a un concepto genérico, sino que constituyen a las actitudes vitales que propone la liturgia para vivir estos últimos días del Adviento. En palabras del Papa, son las disposiciones que «educan al corazón» para la inminente llegada en Cristo.
El Pontífice dijo que al cuidar de estas virtudes, pueden convertirse en un «pesebre acogedor» y en una «casa confortable» donde Dios desee habitar: «Piedad y caridad, misericordia y abandono; estas son las virtudes del hombre de Nazaret que la liturgia nos propone hoy», insistió, reiterando que la verdadera preparación de Navidad pasa por limpiar el espíritu y dar paso a Dios.
León XIV terminó el Ángelus con una invitación a los fieles por la acción concreta. Se les invita a no dejar pasar este tiempo de gracia sin vivir en la vida diaria las virtudes de San José: «perdonar, animar, dar esperanza y renovar la confianza en Dios». Al encomendar el camino hacia la Nochebuena a la intercesión de la Virgen y de su esposo, recordó que ellos fueron los primeros en acoger, con fe y amor, a Jesús, abriendo el camino hacia una Navidad cristiana.
