El Papa León XIV brindó la quinta audiencia general en la plaza San Pedro, frente a miles de fieles, desde el atrio el pontífice dio un mensaje centrado en la paz y en la necesidad urgente de rechazar cualquier forma de violencia, sobre todo del uso de armamento moderno.
En su intervención, el Papa se mostró preocupado al mencionar los casos de las guerras de Ucrania, Irán, Israel y la Franja de Gaza, por eso insistió en que no se puede aceptar la guerra como una parte normal de la vida humana. “¡No debemos acostumbrarnos!”, exclamó de manera enérgica.
Al escuchar esto, los fieles respondieron con aplausos, pero León XIV apeló a la conciencia global y llamó a descartar la fascinación por las armas sofisticadas, que considera una peligrosa tentación que lleva a los pueblos hacia la destrucción.
El Papa León XIV dejó un mensaje claro
Si bien no es algo que haya dicho de manera textual, el Papa transmitió que todo conflicto de esta magnitud trae consigo una pérdida profunda para la humanidad. A su juicio, cualquier intento por justificar la violencia a gran escala, bajo argumentos de seguridad o estrategia, conduce a una derrota espiritual, moral y social.
Bajo este pensamiento, el Santo Padre retomó ideas de documentos eclesiásticos históricos como Gaudium et spes, promulgado en 1965 durante el Concilio Vaticano II. En este texto se encuentran advertencias, de hace más de medio siglo, sobre el poder destructivo de las armas científicas y su capacidad para provocar horrores.
Asimismo, el Papa se refirió a la responsabilidad que tienen las grandes potencias, sus líderes políticos y militares ante el derecho internacional, a ellos les pidió que renuncien al uso de la fuerza como vía para resolver diferencias, y que trabajen en cambio en la construcción de acuerdos duraderos y justos.
La advertencia de León XIV llega en un momento particular de inestabilidad
La inestabilidad se debe a lo que está ocurriendo en Medio Oriente por los recientes bombardeos entre Irán e Israel que genera preocupación a nivel mundial. Sin embargo, el pontífice ya había pedido el pasado sábado un mayor compromiso con la racionalidad y el desarme nuclear, remarcando que nadie debe poner en riesgo la existencia de otro pueblo.
En la audiencia, le solicitó a todas las naciones que se sumen al esfuerzo común por establecer un orden global basado en la justicia, la dignidad y el respeto mutuo. “No se puede hipotecar el futuro de la humanidad por decisiones motivadas por el miedo o el deseo de poder”, advirtió.
Mientras tanto, en un pasaje del discurso, el sumo sacerdote le dedicó unas palabras a los fieles de lengua árabe, sobre todo a quienes sufren las consecuencias de los bloqueos y ataques en Tierra Santa, los animó a abrir el corazón a la esperanza cristiana y a confiar en la capacidad sanadora de Jesús frente al dolor y la desesperanza.
La cita al Papa Francisco y la sanación espiritual para un mundo herido
En la audiencia se realizó una catequesis centrada en el pasaje evangélico del paralítico en la piscina de Betesda (Juan 5, 1-9). El papa reflexionó sobre la sensación de estancamiento que sienten muchas personas y comparó esa experiencia con la parálisis espiritual que puede provocar la violencia constante.
En su alocución, citó al Papa Francisco para este momento mundial: “En nombre de la dignidad humana y del derecho internacional, repito las palabras del Papa Francisco: la guerra es siempre una derrota. Y con Pío XII: Nada se pierde con la paz. Todo puede perderse con la guerra”.
El pontífice le dedicó unas palabras a la delegación internacional “Hope80”, una iniciativa por la paz en el marco del 80° aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, además pidió: “Que la llama del amor divino y de la fraternidad —oró el Papa— arda siempre en el corazón de los hombres y mujeres que formamos una única familia humana”.
