Durante el Debate General de la Asamblea de las Naciones Unidas, el Estado Vaticano, nombrado como Santa Sede por ser los principales representantes de la Iglesia católica fue representado por el Arzobispo Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales. El arzobispo emitió un discurso basado en el mensaje fundamental del Papa León XIV, desde su llegada a la Santa Sede: la construcción de la paz.
«Una paz desarmada y una paz desarmante, humilde y perseverante»
Estas fueron las primeras palabras del representante de la Santa Sede. Monseñor Gallagher reafirmó el mensaje inicial del Sumo Pontífice, quien aún con el mundo que recibe en medio de las tribulaciones de la guerra y los conflictos, se atreve a clamar por la paz verdadera. Una paz surgida del diálogo, en la cual la ONU tiene un rol fundamental, a través de los principios de su carta fundacional.
«¡Esta guerra debe acabar ya!»
La primera preocupación manifestada por monseñor Gallagher, estuvo relacionada con Ucrania. Al respecto sentenció de forma contundente que este conflicto roba las sonrisas a los miles de niños y niñas que ahora mismo buscan refugio contra los ataques armados propiciados desde Rusia. En ese sentido, la Santa Sede reiteró su intención de prestarse como mediador en este conflicto, que según la Iglesia ya ha durado demasiado.
«Cualquier decisión unilateral que afecte la condición especial de Jerusalén es inaceptable»
Así mismo, al pronunciarse en torno al conflicto entre Israel y Gaza, el encargado de la Santa Sede fue determinante. Su postura se basó en el reconocimiento de la ciudad de Jerusalén como lugar sagrado, rugiendo a todas las naciones a condenar este conflicto y buscar soluciones dentro del derecho internacional. Exigió de esta forma la liberación de lo rehenes la búsqueda de una «paz justa y duradera», que ponga fin al sufrimiento de los civiles.
«La inestabilidad que afecta a muchos Estados africanos genera retos profundos»
El emisario de la Santa Sede, monseñor Gallagher, se refirió en tercer lugar a las naciones del continente africano, mostrando preocupación por lo que llamó una espiral, basada en las múltiples problemáticas que vive esta región. En ese aspecto, señaló que es vital para las Naciones Unidas apoyar de forma directa con financiamiento, a las comunidades africanas. Fundamentalmente en educación, salud e infraestructura para los jóvenes.
«La importancia de invertir en desarrollo humano»
Al continuar con su discurso, monseñor Gallagher se situó en América, dónde señaló la preocupación de la Santa Sede ante el avance de la violencia y el tráfico. Se refirió a las situaciones particulares de Haití, Nicaragua y la presencia de flotas estadounidenses en el Caribe. En cada uno de los casos, instó a la inversión en salud, educación y generación de oportunidades para que los jóvenes descartaran ingresar en redes delictivas como una opción.
«La Santa Sede insta a los países a trabajar para la reconciliación»
Luego de hacer un paneo por el mundo, monseñor Paul Richard Gallagher, emisario de la Santa Sede, invitó a todas las naciones a buscar la paz a través del diálogo. Un diálogo honesto, dirigido a comunicar los intereses de cada una de las partes en conflicto y no en generar aún más enfrentamiento. A su juicio, la paz no puede alcanzarse sin que exista el reconocimiento del otro como igual.
«Estamos Unidos por nuestra humanidad compartida»
Finalmente, monseñor recordó que la ONU es un organismo fundamental para promover la unión entre las naciones, por lo que los compromisos establecidos en su constitución representan la base para la consolidación de la paz. Por lo que rescató la importancia duradera de las Naciones Unidas, sentenciando que:
«Estamos destinados a vivir en respeto mutuo.»