La 80ª Asamblea General de las Naciones Unidas fue escenario de un discurso cargado de advertencias por parte del primer ministro chino, Li Qiang en representación del presidente Xi Jinping, Li llamó a reflexionar sobre el rumbo de la comunidad internacional, por eso priorizó la cooperación sobre la confrontación, y remarcó que la paz y el desarrollo siguen siendo los anhelos compartidos por la mayoría de las naciones.
El primer ministro advierte frente al retorno de la “ley de la selva”
Durante su discurso, Li Qiang sostuvo que el orden internacional atraviesa un periodo crítico. “Si vuelve la era de la ley de la selva y los débiles son presa de los fuertes, la humanidad enfrentará más derramamiento de sangre”, advirtió, en una de las frases más contundentes de su discurso.
Asimismo, el primer ministro pidió rechazar el acoso entre Estados y optar por el respeto mutuo como base de las relaciones multilaterales (los objetivos climáticos de China). En ese sentido, la delegación china remarcó que hay posiciones que consideran dinámicas de poder injustas.
Aunque Li evitó mencionar a países específicos, sus declaraciones fueron interpretadas como un llamado a detener prácticas de dominación. Sin embargo, la alusión al “bullying” internacional, según indicó, debe llevar a cuestionar los mecanismos de silencio y sumisión frente a los más poderosos, esto dejó en claro el eje de su intervención: advertir que la humanidad se encuentra en una encrucijada decisiva.
El cuestionamiento al orden mundial vigente
Li Qiang fue categórico al señalar que el sistema internacional surgido tras la Segunda Guerra Mundial se encuentra bajo presión constante. Según dijo, “estamos en un nuevo periodo de transformación, y la mentalidad de la Guerra Fría está volviendo a surgir”.
De este modo, el líder chino remarcó que la ONU debería seguir siendo un espacio de diálogo inclusivo y no de división, pero al mismo tiempo, destacó que el derecho internacional debe preservarse para evitar retrocesos históricos que ya demostraron tener consecuencias devastadoras en el pasado.
En su mensaje, advirtió sobre los riesgos de permitir que la desconfianza y los conflictos de intereses deterioren aún más las relaciones entre potencias. La vigencia de los organismos multilaterales, según el discurso, depende de que los países actúen con responsabilidad frente a los desafíos comunes.
La memoria histórica como advertencia ética
Otro eje central de la intervención estuvo vinculado a la memoria de los conflictos pasados. Li recordó que hace 80 años la humanidad fue capaz de derrotar al fascismo gracias a la unión de pueblos con profundas diferencias ideológicas. A partir de ese antecedente, cuestionó: “¿Cómo vamos a dejar que esto desaparezca entre las páginas de la Historia?”.
En esta misma línea, reforzó su argumento con una advertencia ética: “La humanidad se encuentra una vez más ante una encrucijada». Para Pekín, la encrucijada actual no es solo geopolítica, sino también ética, ya que se trata de elegir entre la indiferencia o la defensa activa de los valores universales.
«¿Cómo podemos ignorar las atrocidades que hacen que la justicia se desvanezca y permanecer impasibles ante todo esto? Cuando hacemos frente a actos de acoso, ¿cómo podemos permanecer en silencio por temor al poderoso?”, insistió el funcionario.
Hay que tener en cuenta que el mensaje del primer ministro Li Qiang ante la Asamblea General de la ONU fue contra la “ley de la selva” y la vuelta a la lógica de la Guerra Fría (la advertencia que recibió México) China posicionó su discurso en defensa de la paz, el desarrollo y el respeto al derecho internacional, pero el mensaje del primer ministro Li Qiang ante la Asamblea General de la ONU da lugar a mostrar cierta fragilidad del orden mundial.