En el marco de su primer domingo como Obispo de Roma, el Papa León XIV celebró una misa desde las grutas Vaticanas, junto a la tumba del apóstol Pedro, el nuevo Pontífice presidió su primera misa acompañado por el Prior General de la Orden de San Agustín, padre Alejandro Moral Antón.
Luego de la eucaristía, León XIV dedicó unos minutos a la oración silenciosa ante las tumbas de sus predecesores y frente al “Nicho de los Palios”, donde descansan las estolas que representan la unidad entre el Papa y los arzobispos.
Por otro lado, la celebración coincidió con el llamado Domingo del Buen Pastor, que es una fecha muy apropiada para quien asume el rol de guía espiritual de millones de fieles. Ante los presentes en la Plaza de San Pedro, el papa indicó: “Considero un don de Dios el hecho de que mi primer domingo como Obispo de Roma sea el del Buen Pastor, el cuarto del tiempo de Pascua”.
El legado de Francisco, vocaciones religiosas y un saludo a las madres
En el Regina Caeli, León XIV le dejó un mensaje a los jóvenes desde la logia central de la Basílica de San Pedro, el Papa dio lugar en su oración a las vocaciones religiosas por el sacerdocio y la vida religiosa, destacando la importancia de que los jóvenes encuentren lugar y guía en sus comunidades, por eso exclamó que “la Iglesia los necesita”, reiterando la urgencia de forma nuevos líderes espirituales.
Dentro de su mensaje, el papa recordó el legado de Francisco para esta misma jornada, haciendo hincapié en la necesidad de “acoger y acompañar a los jóvenes”, en ese momento, León XIV animó a los fieles a no temer responder al llamado de Dios, indicando que la Virgen María es ejemplo de entrega total.
Bajo este aspecto, el pontífice tuvo un gesto afectuoso en donde saludó a los peregrinos de distintas regiones de España, incluyendo Granada, Torrelodones y Valladolid. También felicitó a todas las madres con motivo del Día de la Madre, celebrado en Italia ese mismo día.
En el primer Regina Coeli, el papa mantuvo un enfoque político y humanitario
Desde el centro del Vaticano, el Papa León XIV, pidió de manera expresa que reine la paz en dos de los conflictos bélicos más sangrientos del mundo actual: Gaza y Ucrania. En su discurso muy firme, pidió el cese inmediato del fuego, clamó por la liberación de prisioneros y rehenes.
En una parte de su discurso, el sumo pontífice hizo mención de la Segunda Guerra Mundial, calificándola como una tragedia que «terminó hace 80 años, luego de provocar más de 60 millones de muertes» y que ante el escenario posible de una Tercera Guerra Mundial señaló la importancia de «hablarle a los grandes nombres del mundo, repitiendo que no vuelva a haber guerra».
“Llevo en mi corazón el sufrimiento del amado pueblo ucraniano… Me causa mucho dolor lo que está sucediendo en la Franja de Gaza, que cese inmediatamente el fuego”, afirmó. Según algunos rumores, que trascendieron en medios cercanos al Vaticano, es que esta postura del Papa no habría pasado desapercibida para líderes internacionales.
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