La gobernadora de la isla de Puerto Rico declaró sentirse orgullosa de respaldar los operativos contra el narcotráfico y la intervención militar estadounidense en la región, garantizó su apoyo total a las fuerzas comandadas desde la Casa Blanca y responsabilizó a Nicolás Maduro de haber «inundado con drogas peligrosas» al Estado Libre Asociado.
Respaldo de las autoridades puertorriqueñas
En el medio de las creciente tensiones en la región del Caribe, a partir del nuevo despliegue militar realizado por el gobierno de los Estados Unidos con la justificación de reforzar la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, la gobernadora del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, Jenniffer González, se expresó «orgullosa» de ofrecer al territorio isleño como base de las operaciones militares estadounidenses en el Mar Caribe.
Luego del ya confirmado despliegue de diez cazas F-35 en suelo puertorriqueño, la gobernadora González compartió, a través de sus redes sociales oficiales, una serie de datos tomados de la cadena Fox News sobre la operación, acompañada por la confirmación de su beneplácito: “Estamos orgullosos de apoyar las operaciones antidrogas de nuestra nación en el Caribe”.
“Durante demasiado tiempo, los cárteles y el régimen narcoterrorista de Venezuela han inundado nuestras comunidades con drogas peligrosas, han alentado los delitos violentos en nuestras calles y han puesto en peligro la seguridad pública de los ciudadanos estadounidenses en Puerto Rico y en el resto de Estados Unidos”, aseguró la gobernadora de la isla.
Otro movimiento que pone en peligro la estabilidad del Caribe
La operación de despliegue de cazas en suelo puertorriqueño, sobre la que el ex Departamento de Defensa transformado en Departamento de Guerra no realizó declaración alguna, se suma a la lista de despliegues de material militar estadounidense en el Mar Caribe, que incluye el reposicionamiento de varios buques de su armada, en un contexto de escalada de tensiones que decantó esta semana en el bombardeo por parte de fuerzas estadounidenses de una supuesta narcolancha, en un operativo nunca antes visto y que dejó un saldo de once personas muertas.
La autoridades del Pentágono dieron la orden de enviar diez aviones de combate F-35, que utilizarán un aeródromo en suelo puertorriqueño como base, con el objetivo oficial de asistir en los operativos contra los cárteles de droga que actúan en la región, pero que también alimenta a las crecientes rispideces entre Washington y Caracas.
¿Se abre un frente de guerra en el Caribe?
La llegada de los cazas de última generación aumentan la ya considerable presencia de militares estadounidenses en la región sur del Mar Caribe, cumpliendo así una de las promesas de campaña del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien adelantó la toma de decisiones radicales con la excusa de combatir contra los grupos criminales que utilizan las rutas marítimas caribeñas para el contrabando y narcotráfico.
Este último despliegue de material bélico se produjo apenas tres días después de que las tropas estadounidenses atacaran un barco que, según declaraciones del propio Trump, transportaba «cantidades masivas de drogas» desde Venezuela, dejando un total de 11 víctimas fatales, en lo que empieza a considerarse como una maniobra preparatoria de una posible campaña militar sostenida en América Latina.
La creciente escalada parece estar entre los planes de Trump, quien aseguró durante la jornada del viernes que dio la orden de derribar cualquier avión militar con bandera venezolana que pueda representar una amenaza para las tropas estacionadas en el Caribe.
En medio de la conferencia de prensa organizada desde el Despacho Oval, Trump advirtió sobre posibles represalias ante la posibilidad de nuevos sobrevuelos cerca de los barcos estadounidenses: “Se meterán en problemas. Se lo haremos saber. Nos enteramos de lo que pasó, pero en realidad no terminó así, no como lo describieron”, aseguró.