El conflicto entre Moscú y Kiev alcanzó un nuevo punto importante esta semana, el presidente ruso, Vladímir Putin, descartó tanto una posible cumbre con su homólogo ucraniano como un alto el fuego en el frente. Según el Kremlin, son los recientes ataques atribuidos a Ucrania en regiones rusas limítrofes.
Asimismo, utilizando una intervención televisada con su gabinete, Putin denunció que la dirigencia ucraniana está detrás de “actos de sabotaje” contra su infraestructura civil. El líder ruso hizo referencia específica a atentados en Briansk y Kursk, donde el descarrilamiento de trenes dejó al menos siete muertos y más de cien heridos.
Por otro lado, Putin acusó de manera directa al gobierno encabezado por Zelenski señalando que tomó una “decisión política” al más alto nivel para llevar a cabo lo que considera actos de terrorismo. En Moscú, insisten en que estos hechos invalidan cualquier opción de diálogo diplomático por el momento.
El Kremlin y una sentencia definitiva: «No se negocia con terroristas»
El mandatario ruso se mostró firme al decir que no puede mantener conversaciones con quien, en sus palabras, «elige el terror como instrumento de presión». Sin embargo, Putin cuestionó la viabilidad de una cumbre, indicando que cualquier intento de diálogo sería inútil si Kiev continúa incrementando ataques en el corazón de Rusia.
Desde su mirada, una tregua solo serviría para que Ucrania se abastezca de armamento occidental, reorganice fuerzas y prepare nuevas ofensivas. En ese sentido, rechazó la propuesta ucraniana de un cese total de hostilidades durante 30 o 60 días.
En lugar de ello, Rusia ofreció una pausa limitada de dos o tres días únicamente para recoger cuerpos en zonas de alto enfrentamiento. Por ese motivo, Zelenski la desestimó, lo que fue calificado como un “error grave” por el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov.
La operación que desató el enojo de Putin
Mientras ocurrían atentados ferroviarios, Ucrania llevó a cabo una arriesgada maniobra militar denominada “Telaraña”, que logró destruir al menos 40 bombarderos estratégicos rusos en cinco bases aéreas, dos de ellas situadas en Siberia.
Según fuentes ucranianas, esta operación llevó 18 meses de preparación, también se reportó una explosión submarina que dañó el puente de Kerch, infraestructura clave que une Crimea con el territorio ruso continental. En Rusia interpretan esta sucesión de ataques como una estrategia coordinada para desestabilizar la retaguardia rusa y socavar su capacidad de respuesta.
Cabe mencionar que el Kremlin sostiene que estos actos dan lugar a la idea de que Ucrania, bajo el actual liderazgo, no actúa como un Estado convencional, sino como una amenaza asimétrica, recurriendo al sabotaje más allá del campo de batalla.
Rusia se pone firme y sostiene que sin neutralidad no hay diálogo
Luego de las últimas rondas diplomáticas, celebradas en Estambul, Rusia presentó un documento con nuevas exigencias para reiniciar cualquier proceso de negociación. Entre las condiciones figuran: reconocimiento de la anexión de cinco regiones, neutralidad militar de Ucrania, reducción de su ejército y la convocatoria a elecciones en 100 días tras levantar la ley marcial.
Al ver esto, Ucrania no tardó en rechazar las condiciones, sobre todo la parte que indica la renuncia a sus aspiraciones de integrarse a la OTAN y a la UE, también desestimó ceder territorios actualmente ocupados por fuerzas rusas.
En lo que respecta a Zelenski, podemos indicar que calificó al gobierno ruso como responsable de destruir pueblos enteros e indicó que solo la presión internacional podría obligar a Moscú a sentarse a la mesa de paz. Las declaraciones de Putin podrían reflejar la intención de bloquear cualquier posibilidad de negociación mientras persistan las acciones ofensivas de Kiev, Zelenski, en cambio, insiste en que su país defiende su soberanía ante una invasión injustificada.