La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) vive un momento de tensión tras la decisión del Gobierno de Colombia con Gustavo Petro, actual presidente pro tempore, de convocar a una reunión virtual de emergencia entre cancilleres por los movimientos militares recientes de Estados Unidos en aguas del Caribe, frente a Venezuela.
La convocatoria de Colombia y el rol de la CELAC
Colombia, que asumió la presidencia pro tempore de la CELAC en abril, fue la encargada de activar los mecanismos de coordinación frente a este escenario. La Cancillería anunció que el encuentro ministerial, fijado para este lunes, se desarrollará de manera virtual e incluirá a los 33 países que integran el bloque regional.
Bajo este aspecto, el Ministerio de Relaciones Exteriores explicó en un comunicado que la reunión pretende “intercambiar puntos de vista y reflexiones sobre la coyuntura regional (este fue el acuerdo entre Brasil y México), y abordar de manera abierta y constructiva las preocupaciones existentes en torno a los movimientos militares en el Caribe”.
La iniciativa responde a la necesidad de mantener canales de cooperación frente a desafíos comunes por la convocatoria surge como reacción al despliegue de buques de guerra de Estados Unidos en el Caribe, entre ellos destructores, un crucero lanzamisiles y un submarino nuclear. Este movimiento, confirmado por la Casa Blanca, generó inquietud en varias capitales latinoamericanas al estar próximo a las costas venezolanas.
Sin dudas, Washington defiende su operación antidrogas
La administración estadounidense justificó la presencia militar como parte de su estrategia contra el narcotráfico, por eso algunos voceros de la Casa Blanca señalaron que el despliegue busca “frenar el flujo de drogas” hacia su territorio y remarcaron que se trata de una medida preventiva dentro de operaciones de seguridad ya previstas.
De acuerdo con la información oficial, la operación incluye destructores, un crucero lanzamisiles y un submarino de ataque rápido con propulsión nuclear. En ese sentido, la Casa Blanca sostiene que estos recursos refuerzan la capacidad de interdicción marítima en una de las rutas más utilizadas por organizaciones criminales dedicadas al tráfico de estupefacientes.
Además, Estados Unidos asegura contar con el respaldo de varios países latinoamericanos para llevar a cabo esta acción pero el despliegue fue recibido con recelo en parte de la región, ya que se percibe como una demostración de fuerza en una zona que la CELAC proclamó como “territorio de paz”.
El conflicto aumentó luego de que el gobierno de Trump tome decisiones contra Maduro
En esta oportunidad, el Gobierno de Nicolás Maduro calificó la operación estadounidense como “una grave amenaza a la paz y la seguridad regionales”, pero desde Caracas consideran que la presencia de un submarino nuclear y un crucero lanzamisiles cerca de sus costas representa una amenaza directa contra su soberanía y estabilidad.
Asimismo, el conflicto aumentó luego de que el gobierno de Trump duplicara a 50 millones de dólares la recompensa por información que conduzca a la captura del mandatario venezolano. Este gesto fue interpretado por el chavismo como una medida de presión adicional en el marco del conflicto político con la Casa Blanca.
El encuentro ministerial convocado por Colombia será clave para medir el nivel de consenso regional y para confirmar si América Latina (este reclamo hicieron los gobiernos de Venezuela y Brasil) logra sostener la aspiración de mantenerse como una zona de paz.
Ante la situación, Venezuela llevó el tema al Consejo de Seguridad de la ONU, denunciando que la operación viola acuerdos internacionales como el Tratado de Tlatelolco de 1967, que declaró a América Latina y el Caribe como zonas libres de armas nucleares, entonces reforzó su presencia militar en la frontera con Colombia y activó el denominado “Plan Nacional de Soberanía y Paz”, que incluye jornadas de alistamiento de milicianos.