Donald Trump no esperó ni un minuto para sacar pecho porque apenas la Cámara dio el visto bueno, salió a decir que este paquete presupuestario es, según sus propias palabras, “la ley más grande de su tipo jamás firmada”. Para él, este plan es el cohete que necesita la economía de Estados Unidos para despegar de nuevo.
Antes de subirse a su avión rumbo a Iowa, donde empezó la gira por el aniversario 250 de la independencia (que se celebrará en 2026), Trump soltó una frase que repitió ante la prensa: “Será fantástico para todos, especialmente para nuestra frontera”.
Ni lento ni perezoso, convirtió la aprobación en un mitin improvisado ya que, el proyecto salió por: 218 votos a favor y 214 en contra. En ese sentido, dos republicanos se plantaron y votaron en contra, preocupados por la deuda y por el golpe que pueda recibir la inversión verde, nada menor.
Negociaciones hasta la madrugada y un festejo con sabor electoral
Lo cierto es que esta aprobación no cayó del cielo, hubo tironeos, reuniones secretas y llamadas a la medianoche. Trump puso la cara para convencer a los suyos de no trabar la ley con el objetivo de firmarla antes del 4 de julio, Día de la Independencia.
Mike Johnson, que preside la Cámara Baja, y John Thune, mano fuerte en el Senado, se unieron filas en tiempo récord. ¿Resultado? Un paquete federal de 4,5 billones de dólares que refuerza defensa, ajusta impuestos y blinda la frontera. Para la base republicana, es dinamita electoral.
“Solo un hombre podía cerrar este trato”, soltó Anna Paulina Luna, una de las que defendió a Trump en los pasillos. Y sí, él logró lo que quería: que nadie le robe la foto firmando la ley el mismo día que se celebra la independencia.
Frontera blindada, impuestos más bajos y críticas por los recortes
¿Y qué trae esta famosa ley? Para empezar, más plata para reforzar al Pentágono. También miles de millones para ampliar centros de detención y contratar más agentes fronterizos. Ni hablar de los nuevos kilómetros de muro que Trump siempre promete y que más de uno pensó que ya era cosa del pasado.
En lo fiscal, uno de los ganchos más llamativos es la eliminación de impuestos sobre propinas y horas extra. Según la Casa Blanca, eso pondrá unos dólares extra en el bolsillo de millones de trabajadores del sector servicios.
Pero ojo que no todos festejan pero hay voces dentro del partido que alertan que el recorte a Medicaid, se habla de un billón de dólares menos podría dejar sin cobertura a millones pero en este caso sucede en un año electoral, eso pesa.
Mientras tanto para Trump, afuera: Ucrania, Gaza e Irán
Mientras vendía su victoria en casa, Trump tuvo que responder sobre política internacional. Y ahí no hubo tanto optimismo. Admitió que, por ahora, no logró mover a Putin de su postura. Ucrania sigue sin alto el fuego y el conflicto se arrastra ya más de dos años.
Con Gaza, Trump bajó un cambio. Dijo que su meta es garantizar la seguridad de la población civil y presiona a Netanyahu para destrabar una tregua de 60 días. Israel ya dijo que sí; Hamas, por ahora, sigue dudando.
Sobre Irán, el presidente volvió a dejar la puerta entreabierta. Insiste en que Teherán quiere retomar conversaciones sobre su programa nuclear. “Creo que quieren hablar”, soltó, casi al pasar que según él, es mejor dialogar que volver a otra escalada. Mientras tanto, el líder norteamericano sigue girando por el país, lo que para él es una victoria redonda, ¿Será suficiente para apuntalar su segundo mandato? La verdad, nadie lo sabe.