Un día antes de la votación por una moción de censura al interior del Partido Liberal Democrático, el premier japonés Shigeru Ishiba confirmó que abandonará su cargo en la función pública, a menos de un año de haber iniciado su gestión, debido principalmente a las constantes derrotas electorales y una crisis interna en su formación política.
Ishiba no alcanzó la marca del año
El gobierno nacional japonés atraviesa una sensible crisis interna que empujó a su primer ministro, Shigeru Ishiba, a anunciar este domingo que dimitirá de su cargo sin haber llegado a cumplir un año de gestión, empujado por la dura derrota que sufrió el Partido Liberal Democrático en las elecciones parlamentarias durante su mandato.
Su salida de la esfera pública no termina ahí. “Decidí renunciar al cargo de presidente del Partido Liberal Democrático”, explicó Ishiba haciendo referencia a su formación política, dentro del partido que lleva gobernando el archipiélago oriental casi sin interrupción desde hace décadas.
El ex premier japonés Ishiba había llegado a su cargo en octubre del 2024, asumiendo serias críticas y demandas de la oposición interna de su mismo partido, en su mayoría provenientes de expresiones de derecha, que generaron un cierto clima de desestabilidad en las filas del liberalismo nipón, en un momento histórico donde Japón enfrenta grandes desafíos tanto dentro como fuera del país.
Cayó ante su frente interno
El anuncio de su renuncia llega 24 horas antes de que el Partido Liberal Democrático ponga en cuestionamiento la necesidad de llevar a cabo una elección interna anticipada, lo que podría significar una moción de censura en su contra de llevarse a cabo y aprobarse.
En declaraciones a la prensa, Ishiba explicó que dará inicio al proceso para poder realizar una elección interna partidaria, de la cual saldrá elegida la persona que lo reemplazará, y aseguró que no sería necesario avanzar en las disposiciones programadas para el lunes.
No obstante, de haberse mantenido en el poder, Ishiba se habría encontrado con la titánica tarea de gestionar un gobierno minoritario de un partido fragmentado. Esto se debe a que, en julio de este año, la coalición gobernante que tenía a Shigeru Ishiba a la cabeza, no pudo conseguir la mayoría en la legislatura nacional, que en Japón está integrada por 248 congresistas, en la elección parlamentaria.
La derrota en las legislativas fue total, y se sumó a la adjudicada en la cámara baja, donde la coalición gobernante también perdió la mayoría, sentenciando al liberalismo japonés a avanzar en una gestión de gobierno que tendrá ambas cámaras de la Legislatura Nacional en su contra.
Un pedido de sus correligionarios
La decisión de Shigeru Ishiba de presentar su renuncia al cargo de primer ministro japonés, se produjo tras una reunión que el ex premier nipón mantuvo con su ministro de Agricultura, Shinjiro Koizumi, y su mentor y también ex primer ministro, Yoshihide Suga, quienes habrían presentado la sugerencia de que Ishiba presente su renuncia antes de la votación del lunes.
En un principio, se especuló con la posibilidad de que Ishiba se mantenga en el cargo, algo que él mismo había expresado como intención, enfatizando en la necesidad de evitar un vacío político en un momento sensible de la historia japonesa, enfrentándose a grandes desafíos entre los que se incluyen los nuevos aranceles estadounidenses, el aumento de precios, las reformas de la política del arroz y la creciente tensión en el continente asiático.
La creciente inestabilidad e incertidumbre internacional, se sumaron a la postura tomada por el PLD a partir de la semana pasada, en la que llegaron a la conclusión de que la derrota electoral se debía al pedido de «una reestructuración completa» del partido, lo que otorgó nuevas fuerzas a la oposición a Ishiba dentro del liberalismo japonés.