Hace unos días, Donald Trump sorprendió al anunciar un cambio en el calendario oficial, se anunció que la vacunación infantil en Estados Unidos se someterá a una revisión profunda, teniendo en cuenta que el anuncio generó debate entre médicos, familias y autoridades sanitarias, considerando que la respuesta empieza a tomar forma tras una decisión firmada por la Casa Blanca.
¿Qué busca la orden ejecutiva de Trump?
Hay que tener en cuenta que el propósito central de la iniciativa firmada por Donald Trump es revisar el calendario de inmunización infantil vigente en Estados Unidos. Según la nota oficial, se pretende «alinear» esas vacunas con las mejores prácticas utilizadas en países desarrollados y similares, pero la idea no es eliminar vacunas, sino revaluar su necesidad, frecuencia y pertinencia.
Bajo este aspecto, concretamente, la orden pide al Departamento de Salud y Servicios Humanos y a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), expertos en vacunas destituidos del Comité por conflicto de intereses, que comparen los calendarios estadounidenses con los de otras naciones «pares y desarrolladas».
Lo cierto es que si esos esquemas extranjeros resultan más adecuados científicamente, se actualizará oficialmente el calendario infantil. De esa forma, EE.UU podría reducir o reordenar dosis consideradas excesivas, sin poner en riesgo el acceso a las vacunas actualmente disponibles. La informativa de la Casa Blanca garantiza que las vacunas existentes seguirán accesibles a quienes las necesiten.
¿Qué cambiaría para los recién nacidos?
Uno de los cambios más polémicos apunta a la vacuna contra la hepatitis B; hasta ahora era habitual administrar dicha vacuna poco después del nacimiento a todos los recién nacidos estadounidenses, incluso a aquellos sin factores de riesgo, pero la reforma podría dejar atrás esa recomendación universal.
De hecho, en su comunicado público, Trump afirmó que «el Programa Estadounidense de Vacunas Infantiles requirió durante años 72 inyecciones», una cifra que calificó de excesiva. Con la nueva orden, se buscaría evitar cargas innecesarias de inmunización, en especial cuando muchos de esos bebés no presentan riesgo real de contraer hepatitis B.
No se trata simplemente de reducir dosis porque es una mirada más crítica hacia la evidencia científica global. Si los países con sistemas sanitarios robustos aplican esquemas más ligeros y con buenos resultados, Estados Unidos podría adaptarse.
Estados Unidos busca un calendario más liviano
En el comunicado compartido por Trump en redes sociales, el mandatario citó: «Hoy, el Comité de Vacunas de los CDC tomó una muy buena decisión al poner fin a su recomendación de vacuna contra la hepatitis B para bebés, la gran mayoría de los cuales no corren riesgo».
Algunas familias celebran lo que ven como un alivio ante un calendario que consideraban demasiado cargado. Otros, incluyendo profesionales de salud, advierten que modificaciones apresuradas podrían generar huecos en la cobertura contra enfermedades prevenibles. Además, la presión internacional y las comparaciones con países desarrollados, siendo que ejercen un papel clave.
Muchos sistemas extranjeros aplican calendarios más livianos, manteniendo buenas tasas de protección, pero ahora EE.UU parece dispuesto a alinearse con ese enfoque, siempre bajo supervisión del Departamento de Salud y los CDC. Robert F. Kennedy Jr, director asignado del organismo, pero está señalado como responsable de conducir esta evaluación rápida y revisar el calendario nacional.
«Calendario de vacunación, ¡así que finalmente tiene sus raíces en el Estándar de Oro de la Ciencia y el Sentido Común! Tengo plena confianza en que el Secretario Robert F. Kennedy Jr. y los CDC lograrán que esto se haga, rápido y correctamente, para los niños de nuestra nación. Gracias por su atención a este asunto. Su nombramiento añade una capa política a un debate ya complejo», cerró Trump. La orden ejecutiva abre la puerta a un calendario más flexible; el presidente lo pidió el mismo día que recibió el ‘Premio FIFA de la Paz’, ajustado a prácticas internacionales: menos dosis, pero con criterios más precisos.
