Este martes, el presidente Donald J. Trump celebró los nuevos números de la economía y aseguró que el repunte del Producto Interno Bruto (PIB) se debe a su fuerte política comercial. En el último informe del Departamento de Comercio, la economía creció a una sorprendente tasa anual de 4.3% en el tercer trimestre de 2025, la expansión más rápida en dos años. El presidente no perdió la oportunidad y escribió en sus redes sociales defendiendo su medida: «¡Los ARANCELES son los responsables de los GRANDES números económicos de EE.UU. RECIÉN ANUNCIADOS… Y SOLO MEJORARÁN!», escribió el presidente.
Un empuje a través del consumo y el comercio exterior
El informe oficial coincide en poner de manifiesto una aceleración muy considerable, desde el 3.8% del periodo de abril a junio, hasta el 4.3% actual. Esto parece respaldar parcialmente el relato de la Casa Blanca respecto del comercio exterior: las exportaciones aumentan a una velocidad del 8.8%, mientras que las importaciones (que restan del PIB y han sido blanco de los impuestos de Trump) se reducen un 4.7% más.
El motor, en este caso, sigue siendo el gasto del consumidor (representa el 70% de la actividad económica y tuvo un ritmo de aumento anual del 3.5%).«Si la economía va produciendo a este ritmo, entonces no hay tanto motivo de preocupación por la desaceleración», apuntaba Chris Zaccarelli, director de inversiones de Northlight Asset Management.
El dilema de la inflación
A pesar del optimismo presidencial, que llegó a afirmar que «No hay inflación», los datos técnicos parecen mostrar una situación diferente. Así, el informe indica que la inflación sigue siendo más elevada de lo que en verdad desearía la Reserva Federal. De hecho, el índice de precios de gastos de consumo personal (PCE), el indicador de referencia favorito de la Fed, se incrementó, y alcanzó un tipo de crecimiento anual del 2.8% en el último trimestre, un mayor incremento respecto al 2.1% del trimestre anterior.
Si excluimos los precios más volátiles de alimentos y energía, la inflación subyacente se situó en el 2.9%. Los economistas avisan que esa persistencia de la inflación singular, en su opinión, puede hacer «menos probables» recortes en las tasas de interés en el mes de enero, a diferencia de lo que opina el mercado que esperaba inminentes recortes en términos de alivio monetario.
Incertidumbre empresarial y laboral
A pesar del lustre del PIB en su conjunto, la tendencia del sector privado es la de recelo. La inversión de las empresas privadas desciende en el trimestre un 0.3%, y esto es así, fundamentalmente, por descensos en el sector vivienda. Los economistas describen el mercado laboral actual como un estado de «baja contratación, bajo despido». Las empresas han adoptado la posición de «dejar las cosas como están», acobardadas por la «incertidumbre sobre los aranceles de Trump», y por los efectos de las elevadas tasas de interés que encarecen el crédito.
Esto se siente como una pérdida clarísima de dinamismo. La creación de empleo cayó a un promedio de 35 000 puestos al mes desde marzo, la más débil en relación a los 71 000 del año anterior. El contexto es tan endeble que incluso el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, advierte de que sospecha que esa nómina de empleo «será revisada aún más a la baja».
El tercer trimestre del año 2025 presenta un relato económico dual: por un lado, se da una fuerte expansión económica que el presidente Trump explota políticamente como un éxito de los aranceles; por otro lado, la cruda realidad técnica de una inflación que se niega a descender hasta el objetivo del 2% y un mercado de trabajo que se debilita. Mientras la Casa Blanca explota los «grandes números», la Reserva Federal se enfrenta al conflicto de cómo controlar una economía que avanza rápidamente, pero que todavía exhibe presiones de precios.
