Los pasillos del Ala Oeste de la Casa Blanca llevan días funcionando a pleno rendimiento, mostrando el clima de una administración que ha decidido cerrar el año poniendo todo sobre la mesa. Washington atraviesa horas de vértigo y contradicciones: en un lado, se percibe la tensión que hay en torno a las grandes decisiones de seguridad nacional que han removido las aguas del tablero geopolítico en las últimas 24 horas. En el otro, hay un entusiasmo contenido por parte del equipo económico, que sostiene que las cifras macroeconómicas validan la clara estrategia comercial del presidente.
La Casa Blanca pone fin al silencio
En el caos de estos días de decretos de seguridad, de promesas financieras aprobadas desde la Casa Blanca, llegó esta tarde la confirmación oficial por la vía digital, el canal preferido del presidente. El presidente Donald Trump deposita un mensaje en su red social, Truth Social, para dar cuenta de que mañana miércoles se dirigirá al país.
El anuncio fue breve, casi directo y, como no puede ser de otra manera, llevaba su sello inconfundible de Trump: «Mis conciudadanos: daré un DISCURSO A LA NACIÓN mañana por la noche, EN VIVO DESDE LA CASA BLANCA, a las 9 P.M. EST» .El presidente no precisó cuál va a ser la materia objeto del mensaje pero finalizó con la frase de tono optimista que contrasta con la gravedad de su agenda internacional: «Espero ‘verlos’ entonces. ¡Ha sido un gran año para nuestro país y LO MEJOR ESTÁ POR VENIR!». No está del todo claro que hable desde el famoso Despacho Oval, pero la cita de horario estelar garantiza que medio país no le perderá señal.
Entre la seguridad y el bolsillo
Para averiguar los motivos por los que la temperatura política está tan elevada hay que mirar un poco más allá de las alertas de seguridad. El trasfondo genuino de estos días es la temeraria ,y controvertida, agenda económica que desde la Casa Blanca han ido impulsando en el epílogo anual. El gobierno ha hecho de los aranceles un signo de identidad, desafiando a los detractores y prometiendo, cosa nunca vista, devolver ese dinero.
Los analistas se encuentran en un debate entre dos escenarios: puede ser que lleguen al momento oportuno para explicar esa mano dura contra el narcoterrorismo internacional, y mostrarle a la opinión pública a qué es debido el por qué escalar el conflicto con los cárteles foráneos; o, por el contrario, dada la entonación del mensaje que se emite en las redes también podría ser la plataforma para poder vender su «regalo» económico de ratificar la promesa de los cheques de dividendos y defender su guerra comercial justo cuando amenaza la justicia para detenerlo.
El misterio del mensaje
La expectativa es total puesto que las intervenciones formales como esta son poco frecuentes. La última vez que Trump se dirigía a la nación así fue en el mes de noviembre, en circunstancias bastante más sombrías, después de que dos miembros de la Guardia Nacional de Virginia Occidental fueran asesinados en la capital. El de aquel momento fue un discurso de luto y de orden; el de mañana será, en cambio, un misterio.
No importa exactamente cuál sea el guion que tengamos preparado, aunque sabemos que la cita mañana a las 9 de la noche (horario del este) es la que va a marcar el guion del 2026. Con una deuda que sube, una frontera caliente y la Corte Suprema deliberando, Trump bien sabe que debe retomar el relato. Mañana, en directo, tratará de convencer a los Estados Unidos de que su fórmula, aunque extrema, es la que solamente funciona. Solo quedará esperar y escuchar las declaraciones.