Una orden ejecutiva firmada este jueves en el Despacho Oval, marca un antes y un después en la política de drogas de Estados Unidos. Esta decisión, aprobada por el presidente del gobierno, Donald Trump, reclasifica la marihuana a nivel federal. La medida reubica a la marihuana, desde la Lista I, donde compartía categoría con la heroína y el LSD, a la Lista III de la Ley de Sustancias Controladas.
¿Qué significa el cambio de clasificación del cannabis a la Lista III?
Rodeado de profesionales médicos, veteranos y asesores clave en la Casa Blanca, Trump declaró que la medida se alinea con el sentido común y la compasión, reconociendo oficialmente y por primera vez desde la Casa Blanca republicana, los usos médicos legítimos del cannabis. El presidente, Donald Trump, agregó que la razón por la que se encontraba en la anterior clasificación, fue debida a un error técnico que ignoraba la realidad de millones de estadounidenses.
Esta reclasificación que ha recibido la marihuana, no solo hace que deje de ser vista como una simple droga, es un cambio tectónico en la legalidad estadounidense. Al mover el cannabis a la Lista III, el gobierno federal deja de considerar que la sustancia no tiene uso médico aceptado y tiene un alto potencial de abuso. Ahora, se equiparará legalmente a sustancias como la ketamina, los esteroides anabólicos o el Tylenol con codeína.
Esto significa, una validación que ya habían considerado por su cuenta, 40 de los estados que conforman el país, el cannabis es una herramienta terapéutica válida. El ambiente que ha transmitido la administración Trump con este movimiento, se aleja de la retórica de la guerra contra las drogas, que ha tenido desde décadas en el pasado, para acercarse al tacto hacia el sufrimiento humano.
El enfoque humano con los ojos puestos en el paciente
La orden ejecutiva, da un paso mirando a los ojos de quienes luchan contra el trastorno de estrés postraumático (TEPT), además de los pacientes con cáncer o dolores crónicos. Estos afectados, se hallaron durante un largo tiempo, en un punto gris de la legalidad estadounidense.
«Esta acción ha sido solicitada durante décadas por pacientes estadounidenses que sufren dolores extremos»
señaló el presidente Donald Trump.
Uno de los argumentos más fuertes para el impulso de cada orden fue la eliminación de barreras que representa su aprobación. En el ámbito de la investigación científica, con la clasificación de la Lista I para la marihuana, era una pesadilla logística, por las limitaciones que enfrentaba, requiriendo licencias casi imposibles de obtener.
La nueva directiva ordena al Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), desarrollar métodos para estudiar los efectos a largo plazo utilizando evidencia real. Esto, permitirá a los científicos estadounidenses entender a fondo tanto los beneficios como los riesgos reales del cannabis, sin las ataduras ideológicas del pasado.
La orde de Trump implica la regulación del mercado y el fin de la asfixia económica
Desde la vista financiera, en Wall Street y en la industria del cannabis, la noticia se ha recibido con euforia, ya que la reclasificación elimina automáticamente la aplicación de la Sección 280E del código fiscal, una norma arcaica que impedía a las empresas de cannabis deducir gastos comerciales normales. Esto permite que los negocios legales sean rentables, paguen impuestos justos y compitan contra el mercado paralelo.
Asimismo, Trump ha instruido al jefe de gabinete adjunto para trabajar dentro del Congreso en una regulación sensata para los productos de CBD (cannabidiol). La meta de esta acción, es permitir que los estadounidenses accedan a productos de CBD de espectro completo para su salud, pero al mismo tiempo restringir la venta de productos de cáñamo intoxicantes que representan un riesgo para los niños.
