El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó este miércoles 17 de septiembre a Londres para una visita oficial de dos días que combina el esplendor de la realeza con el pragmatismo político. Hay que tener en cuenta que se trata de la segunda visita de Estado que realiza al Reino Unido, pero la primera en su actual mandato.
Recepción real y protocolo en el Castillo de Windsor
Desde el inicio, el viaje estuvo marcado por estrictos protocolos de seguridad, un ambiente de polémica en las calles y expectativas en torno a los acuerdos económicos que podrían fortalecer la llamada “relación especial” entre ambas naciones.
La agenda comenzó en el Castillo de Windsor, donde Trump y la primera dama, Melania, fueron recibidos por los príncipes de Gales, William y Kate. Minutos después, se encontraron con el rey Carlos III y la reina Camila, lo que dio inicio oficial a la visita. La llegada estuvo rodeada de pompa: carruajes tirados por caballos, guardias de honor y el himno de ambos países sonando en el patio central del histórico castillo.
El presidente y el monarca realizaron la inspección de la guardia real, en una ceremonia cargada de simbolismo diplomático. A bordo del helicóptero Marine One, los Trump habían aterrizado previamente en los jardines privados del castillo (este veto le repercute a Trump), procedentes de la residencia del embajador estadounidense.
Tal como recordó un comunicado oficial, “toda la ceremonia de bienvenida se celebra dentro de los terrenos del castillo de Windsor” por motivos de seguridad; también mantendrá encuentros bilaterales entre Trump y el primer ministro británico, Keir Starmer.
Trump mantuvo reuniones políticas y acuerdos económicos
Tras la recepción real, Trump tenía previsto reunirse con Starmer para discutir temas de defensa, cooperación tecnológica y comercio. Fue en este punto donde se reveló la incógnita del viaje: la firma de un acuerdo tecnológico multimillonario, valorado en 42.000 millones de dólares.
El pacto incluye cooperación en inteligencia artificial, computación cuántica y energía nuclear civil. Además, grandes empresas estadounidenses, encabezadas por Microsoft, anunciaron inversiones en Reino Unido por más de 31.000 millones de libras.
A esto se suman otros acuerdos que alcanzan los 10.000 millones de dólares, lo que refleja la intención de ambos gobiernos de reforzar los lazos transatlánticos pese a diferencias en temas como la OTAN, Ucrania y Gaza. El gobierno británico busca aprovechar este acercamiento para consolidar su liderazgo en innovación tecnológica.
Asimismo, Starmer señaló que la cooperación con Estados Unidos es clave para garantizar el crecimiento económico en la próxima década, pero para la Casa Blanca, la relación bilateral con Londres sigue siendo estratégica, incluso en un contexto internacional lleno de tensiones.
Seguridad, polémicas y repercusiones de la visita de Trump
Para obtener un mayor control de las calles de Windsor, de momento, permanecen cerradas al público y las actividades oficiales se realizan a puerta cerrada. Sin embargo, las manifestaciones en Londres evidencian que el viaje no está exento de controversia.
Además, algunas organizaciones que fueron críticas con Trump proyectaron imágenes en las torres del castillo, lo que derivó en arrestos por parte de la Policía del Valle del Támesis. Un punto a destacar es que la sombra del caso Epstein también se hizo presente debido a que se proyectaron imágenes sobre el castillo de Windsor.
En días previos, medios como Bloomberg divulgaron correos electrónicos que obligaron a Starmer a destituir a su embajador en Washington, Peter Mandelson, por vínculos con el convicto estadounidense.
Aun así, el protocolo cuenta con más de 1.300 soldados, 120 caballos y el mayor dispositivo ceremonial en la memoria reciente; la jornada en Windsor buscó transmitir una imagen de respeto mutuo y estabilidad diplomática (así fue la llegada del republicano a Londres). Para Trump, amante del lujo y la simbología, se trató de un escenario hecho a su medida.