En un esfuerzo por extender la diplomacia hasta el último minuto y en pleno momento de festividades, el jefe de Estado de Ucrania, Volodímir Zelenski, anunció este jueves 25 de diciembre que había mantenido una conversación con los emisarios del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El presidente de Ucrania explicó que había mantenido una conversación directa con el Enviado especial, Steve Witkoff y con Jared Kushner, el yerno del republicano y su principal asesor, para hablar sobre «algunos detalles sustantivos» del plan de alto el fuego.
Una Navidad de «intensa» negociación
Para el líder ucraniano la videollamada fue descrita como una «muy buena conversación». Zelenski agradeció a los representantes de los Estados Unidos su «enfoque constructivo» y las consideraciones para con el pueblo de Ucrania por estas fechas. En el transcurso de la llamada, el presidente se había hecho acompañar por la plana mayor de su equipo de diplomacia y seguridad, el ministro de Defensa Rustem Umerov y por el canciller Andrii Sybiha.
El objetivo del diálogo fue hacer visibles los pasos en la construcción del enfoque conjunto. «Hay buenas ideas que contribuyen a un resultado en común, a una paz durable», garantizó Zelenski a la vez que destacaba el hecho de que era necesaria asegurar una «seguridad real, una recuperación real» para Ucrania y para sus socios en Europa y Estados Unidos. La intensidad de la negociación es de tal magnitud que se acordó que el ministro Umerov volvería a hablar con Witkoff y Kushner, ese mismo día, bajo la premisa de que no se debían perder «ni un solo día ni una sola posibilidad».
El proyecto que se discute en las reuniones: congelar el conflicto
El trasfondo de las mencionadas conversaciones sobre el futuro del conflicto es el nuevo plan estadounidense para finalizar el conflicto y que Zelenski dio a conocer el miércoles de la semana anterior. Este había sido discutido previamente entre Washington y la capital ucraniana. Según las informaciones, dicho texto plantea «congelar un frente en las líneas actuales», lo que supondría el cese inmediato del derramamiento de sangre; no obstante, el documento deja sin resolver la espinosa cuestión de los territorios ocupados por las tropas rusas, que representan aún más del 19% de la superficie de Ucrania.
Este borrador diplomático contradice las aspiraciones del Kremlin y refleja la línea roja que no se puede traspasar. El plan descrito deja de lado dos de las principales exigencias de Moscú: la retirada de las fuerzas ucranianas de los territorios del Donbás que aún están bajo su control y una cláusula jurídica que garantice que Ucrania no se convertirá nunca en miembro de la OTAN.
La contesta que aporta Moscú y la búsqueda de resultados
Frente a este tipo de contexto y con ese tipo de escenario, ateniéndose las características del arreglo que promueve la parte rusa, la posibilidad de que Rusia pueda llegar a un acuerdo de inmediato, parece ser una cuestión bastante remota. De hecho, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, se limitó a indicar que Rusia está «en la preparación de su propia posición», sin entrar a realizar comentarios de las condiciones específicas que incluye el plan que ha sido presentado.
El propio Zelenski cerró su jornada además pidiendo a los emisarios que hicieran llegar a Donald Trump y a su familia sus saludos navideños, ya que el mandatario busca conformar una relación personal que luego será determinante para el futuro del conflicto para el año 2026. Esto demuestra que la estrategia ucraniana es aprovechar al máximo los tiempos diplomáticos. Al introducir directamente a personas relacionadas con el entorno de Trump como Kushner y Witkoff, Zelenski trata de hacer inalterable un plan de paz.