La esencia navideña empezó a hacerse presente oficialmente en el centro de la Ciudad del Vaticano. Este lunes la Plaza de San Pedro se ha iluminado con el encendido tradicional de su imponente árbol de Navidad y con la puesta en marcha del pesebre, todo en una fiesta que tuvo lugar en una ceremonia que ha sabido acomodar a la solemnidad religiosa con las festividades propias de esta época. La ceremonia estuvo presidida por la hermana Raffaella Petrini, Gobernadora del Estado de la Ciudad del Vaticano, que fue la encargada de encender las luces de estos dos símbolos.
Más que simples elementos decorativos de la Navidad
Aparte de la parte más estética del pesebre, la hermana Petrini quiso ir más allá de la Navidad. Para ella, y para el mensaje que también se intenta comunicar desde el Vaticano, lo que se puede observar hoy en la plaza se encuentra más allá del adorno: «Hoy, en la plaza que abraza al mundo, el pesebre y el árbol de Navidad no son simples adornos navideños», comentó emocionada. Los definió como «signos de comunión» y una llamada ineludible a la paz y al cuidado a la creación.
Petrini destacó la «fraternidad universal», idea que San Francisco de Asís colocó por encima de todo y que se convirtió en el sello de su carisma. De hecho, la ceremonia adquirió una tónica especial al recordar que el próximo año se cumplirán 800 años de la muerte del Santo de Asís, que fue precisamente quien inició esa tradición del pesebre en 1223. El vínculo con San Francisco de Asís sirvió para recordar que la humildad y la hermandad constituyen el auténtico motor de esta época del año.
Un cruce entre el norte y el sur de Italia
La ornamentación de este año es una buena muestra del cultural pluralismo que es Italia, donde norte y sur están unificados en la misma plaza. El Belén es un regalo de la diócesis de Nocera Inferiore-Sarno, del sur del país; su obispo, Giuseppe Giudice se decidió viajar para la ocasión a ver la ofrenda dispuesta en el centro de la cristiandad. El árbol, por su parte, provenía de las montañas del norte, representando un donativo de la diócesis de Bolzano-Bressanone.
Antes del encendido de las luces, las delegaciones de las dos diócesis protagonizaron un momento muy significativo: un encuentro privado con el Papa León XIV que les dio a los donantes la ocasión de hacerle partícipe de la alegría de ver sus ofrendas para la Navidad del Vaticano. Allí El Pontífice dio una invitación a rezar “por los que sufren a causa de la guerra y la violencia”.
Hasta final de las festividades
Para aquellos que se estén organizando para visitar Roma en las próximas semanas, hay buenas noticias, porque el belén así como el árbol permanecerán expuestos en la Plaza San Pedro durante toda la época navideña. De este modo, los visitantes podrán contemplar este postal hasta el domingo 11 de enero de 2026, que caerá durante la Fiesta del Bautismo del Señor, que es el momento en que, a nivel litúrgico, concluye el tiempo de la Navidad.
En resumen, la encendida de este lunes representa evidentemente mucho más que una simple tradición turística: es un recordatorio, visible, precisamente en medio de la oscuridad del invierno y de los períodos difíciles, como ha recordado el Papa esta misma mañana al hablar de las víctimas de la violencia, de que apostar por una búsqueda por la luz y la fraternidad es posible. Desde hoy la Plaza de San Pedro no brillará sólo por las luces eléctricas, si bien por el mensaje de comunión que estos símbolos ,que proceden de distintos rincones de Italia, comunican con el mundo en su conjunto.
