En una intervención determinante en el Consejo de la Unión Europea este jueves, 18 de diciembre, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, elevó el tono de su reclamo diplomático mediante una contundente comparación. El mandatario afirmó que debería emplearse el dinero de los activos rusos congelados para defender Ucrania, tal como en instancias similares se apoderan del dinero de los narcotraficantes o decomisan las armas de los terroristas. Para Kiev, la elección está clara: dedicar dichos recursos para defensa y para la reconstrucción de lo que fue destruido es «moral, justo y legal».
La razón moral: justicia para las víctimas
El discurso de Zelenski no fue solo estratégico, también fue muy emocional. El mandatario dijo que no se puede dar una explicación a los habitantes de los pueblos ucranianos destruidos con las bombas rusas, o a un niño cuyos padres fueron asesinados, de que no sería correcto utilizar el dinero del agresor para reparar el daño. «No habrá forma de explicar que el agresor no deba afrontar las consecuencias del daño ocasionado», afirmó y remarcó.
En un claro mensaje a la política interna del bloque, Zelenski formuló una dura crítica a los líderes europeos que todavía viajan a Moscú, diciendo que son forasteros (outsiders) y que la venta de valores morales no será nunca la corriente principal en Europa. Para el presidente de Ucrania, la decisión de usar los activos rusos es una de las más «moralmente justificadas» que se haya tomado jamás y debe ser Europa quien la asuma sin estar bajo condiciones externas.
Ultimátum financiero: armamento ahora o reconstrucción después
Ucrania presentó una hoja de ruta pragmática sobre cómo proceder con el gasto del dinero, así como dentro de la propia realidad del campo de batalla. Zelenski subrayó que, en caso de que la guerra no finalizara pronto por vía diplomática y Rusia optara por continuar con la lucha, entonces el dinero «casi se utilizará principalmente para armas». A su vez, refirió a que una gran parte de ese dinero se utilizaría para el arsenal de armamento europeo, no obstante, pidió ser capaz de comprar sistemas que la UE todavía no produce, como por ejemplo, los misiles de defensa aérea de EE.UU.
De igual manera, presentó un segundo escenario de una naturaleza alternativa: si la diplomacia finalmente tiene éxito y Rusia da pasos reales para la finalización de la guerra, entonces los activos congelados pasarían a financiar la recuperación. «Es justo, entre otras cosas, que Rusia pague lo que destruyó» y afirmó que esto también serviría para inyectar capital a las empresas europeas responsables de la reconstrucción.
La vulnerabilidad del Kremlin: recortes en los pagos a soldados
Uno de los puntos más críticos del análisis de Zelenski fue su diagnóstico de la economía de guerra en Rusia. En términos del presidente ucraniano, Putin se encuentra ante una imparable encrucijada, dado que no puede mantener por un lado los ataques y la estabilidad social al mismo tiempo, ya que «no existe suficiente dinero para ambas cosas».
Zelenski reclamó que ya existen señales muy evidentes de esta fatiga financiera y que la exrepública de la URSS ya empezó a recortar gastos derivados de la guerra. Ante esta debilidad, advirtió que ofrecer «buenas señales» a Moscú con respecto al dinero congelado sería un gravísimo error político, dado que Putin sólo puede mantener la guerra en la medida que tenga dinero para reclutar gente y adquirir material en el extranjero.
El mensaje de Zelenski dirigido al Consejo de la Unión Europea fue una exhortación a vencer el miedo. Para Kiev, no tomar esta decisión ahora sería dar la señal equivocada. Por el contrario, demostrar resiliencia y negar recompensas al agresor es el único camino real hacia la paz.