Alimentos blandos, bebidas gaseosas, mucho dulce… los cambios en la alimentación infantil han disparado los riesgos de padecer caries. Además de unos correctos hábitos de higiene bucal, conviene incluir en sus menús alimentos que favorezcan su crecimiento y frenen las caries.
Alimentación saludable
Los buenos alimentos: crudos y ricos en fibra. Zanahoria, lechuga, manzana, pan integral… Requieren una masticación enérgica que ayuda a fortalecer las encías y favorece la secreción salivar. La saliva ejerce una importante acción de autolimpieza, obstaculiza la formación de la placa bacteriana y contribuye a mantener limpios los dientes. La fibra arrastra los restos de otros alimentos que hayan podido quedar entre ellos. Y además, estos alimentos y la propia saliva tienen la capacidad de neutralizar el ácido de la boca.
Los alimentos a controlar. Vigila el azúcar que se añade a los dulces, caramelos, chicles, golosinas… Estos alimentos deben tomarse sólo esporádicamente, y mejor durante las comidas que entre horas. No recurras a los zumos envasados por sistema. Son preferibles, por este orden, la fruta entera y los zumos naturales, y para calmar la sed, siempre el agua.
Los alimentos a evitar. Los dulces viscosos: gominolas y caramelos blandos, chocolatinas, chicles, siropes, gelatinas…, porque el azúcar que llevan se adhiere con mayor facilidad a los dientes. Además del azúcar que contienen, las bebidas gaseosas son excesivamente ácidas y dañan el esmalte dental. Resérvalos para ocasiones especiales, siempre después de las comidas principales y seguido de un buen cepillado.
Prohibido. El riesgo de caries es aún mayor si los dulces se toman entre horas y el niño no se lava después los dientes.
El correcto cepillado
Existen diferentes técnicas, pero la más sencilla y, por tanto, recomendada para los niños, consiste en hacer movimientos circulares sobre las caras internas y externas de los dientes, y movimientos cortos de adelante hacia atrás y viceversa, en las zonas de masticación.
Cuando sean más mayores es recomendable cambiar a una técnica más efectiva, pero también más compleja:
- Divide la boca en cuatro partes para una limpieza completa y no olvidar ninguna zona.
- Moja el cepillo de dientes con agua y coloca una pequeña cantidad de dentífrico.
- Escoge una de las partes y coloca el cepillo en el borde de las encías formando un ángulo de 45°. Debes evitar el movimiento horizontal ejerciendo mucha presión sobre los dientes.
- Empieza cepillando la cara exterior de los dientes. Realiza movimientos cortos sólo de arriba abajo, desde el borde de la encía hasta el final del diente, y siempre desde las piezas traseras (que son más difíciles de alcanzar) hacia la parte frontal.
- Cepilla la cara interior de los dientes de la misma manera.
- Cepilla también las superficies de masticación. Cambia de movimiento: realiza movimientos horizontales cortos de atrás hacia delante y de delante hacia atrás.
- Continúa el cepillado en las 3 partes pendientes.
- Finalmente, cepilla la lengua con barridos de detrás hacia delante, ya que es la parte de la boca donde se acumulan más bacterias.
El cepillado de dientes debe durar entre dos y tres minutos, y puede ralizarse preferentemente con una pasta dental natural.
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