La presencia de una escultura de una ballena envuelta en plásticos y basura emergiendo del asfalto del patio de Naciones Unidas, en Nueva York, sorprendió a los transeúntes. La idea: concienciar sobre la urgencia de proteger los océanos.
La obre tiene tamaño natural y fuecreada por el artista Paolo Iacoangeli e instalada por iniciativa de la ONG Greenpeace en el patio de la ONU de NY.
La imagen emula a una ballena luchando por liberarse de restos de plástico y otros residuos presentes en el océano, su hábitat natural.
La idea de Greenpeace apela a sensibilizar a la población y a los miembros de los 193 países de la ONU que trabajan estos días en la preparación de un ambicioso tratado que proteja la biodiversidad de los océanos.
“Vemos una ballena como si se estuviera ahogando en basura de plástico”, define la obra Sandra Schöttner integrante de Greenpeace.
Presencia del plástico
Schöttner, que participa en las negociaciones sobre el tratado de los océanos, que concluirán el próximo 30 de agosto, insiste que uno de los peores problemas del planeta es la contaminación por plástico.
“Estamos consumiendo demasiado plástico, envolviendo y empaquetando demasiado plástico. Tiramos demasiado plástico que acaba en los océanos y ballenas y tortugas quedan enredadas, tragan basura de plástico y mueren. Es un gran problema, no solo para los animales, sino también para los humanos, porque los plásticos terminan acabando en nuestros platos”, se expresa.
Greenpeace pide que de aquí a 2030, el 30 % de los océanos se declaren santuarios marinos, libres de influencia humana. Para generar así “paraísos seguros” en los que la vida marina pueda retirarse, recuperar sus fuerzas y hacerse más resiliente contra la crisis climática y las acciones humanas que la amenazan.
Degradación de los océanos
Desde la basura plástica, hasta la sobreexplotación pesquera, pasando por la minería en profundidades marinas, Schöttner advierte de que el mundo se está quedando sin tiempo para evitar que la degradación del océano sea irreversible.
“Hay una gran conexión entre la vida marina y los océanos y la especie humana en la tierra. Necesitamos los océanos, lo que la gente normalmente no sabe es que más del 50 % del oxígeno en nuestra atmósfera, el oxígeno que respiramos, viene del océano”, dice.
La ONU pretende que para mediados de 2020 pueda estar aprobado este tratado que aspira a convertirse en un “instrumento jurídicamente vinculante sobre el uso sostenible y la conservación de la biodiversidad marina de las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional”, como apuntó el pasado 19 de agosto la presidenta de las reuniones, la diplomática de Naciones Unidas, Rena Lee.
Para Schöttner no hay tiempo que perder: “Necesitamos hacer algo ahora y esto es una oportunidad histórica para adoptar un acuerdo fuerte para los océanos. No queremos perder más tiempo; ir más allá de 2020 no es una opción para nosotros”.
“Sin océanos, sin el azul de nuestro planeta, no seríamos capaces de vivir”, advierte la activista.
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