Estados Unidos mantiene una presencia constante en Siria desde su intervención en la guerra civil del país árabe, en septiembre de 2014. Utilizando la persecución del Estado Islámico como excusa, participó del entrenamiento de guerrillas, bombardeos y enfrentamientos en tierra.
Sin embargo, la participación de Estados Unidos en el conflicto sirio parece estar llegando a su fin, mientras es reducida gradualmente la cantidad de tropas estadounidenses desplegadas en Siria, aunque aseguran estar preparados para responder cualquier ataque.
Siria, otro punto de interés en oriente
Para entender la situación de Siria es necesario retroceder un poco en el tiempo. A principios de marzo de 2011 se sucedieron numerosas protestas pacíficas en el marco de la Primavera Árabe, contra el gobierno de Bashar al-Assad.
Estas expresiones populares fueron fuertemente reprimidas por parte de las fuerzas de seguridad del gobierno. Lo cual inició una escalada de violencia que terminó en una sangrienta Guerra Civil, donde participaron fuerzas nacionales sirias, grupos rebeldes armados, organizaciones kurdas y grupos yihadistas.
Desde el exterior llegaba el apoyo de potencias que juegan sus propios intereses en la zona. Irán y Rusia del lado del gobierno sirio, y Estados Unidos y Europa apoyando grupos opositores. El caos dio espacio al surgimiento y expansión del Estado Islámico por Siria e Irak en 2014.
Desde entonces, Estados Unidos mantuvo una presencia constante en territorio sirio con el objetivo de acabar con el Estado Islámico, organización que en la actualidad se encuentra casi totalmente desarticulada. Hoy, mantienen su presencia milita en Siria enfocada en evitar el resurgimiento de ISIS y colaborando con las Fuerzas Democráticas Sirias.
Retirada poco a poco
En este contexto, Estados Unidos reducirá en los próximos meses su presencia en Siria, reduciendo el número de efectivos actual de 2.000 a menos de 1.000, indicaron fuentes del Pentágono el viernes pasado.
Washington lleva años con tropas interviniendo en Siria y luchando contra EL Estado Islámico. Desde entonces, la organización terrorista ha sufrido importantes derrotas, pero sigue siendo considerada una amenaza en la zona. Por lo tanto, aseguraron que seguirán preparados para atacar los remanentes del Estado Islámico.
No obstante, el portavoz del Pentágono Sean Parnell, declaró en un comunicado que «El secretario de Defensa ha ordenado la consolidación de las fuerzas estadounidenses en Siria«, aunque sin especificar donde se llevaría a cabo.
Como sigue el conflicto
«Mientras se lleva a cabo esta consolidación, en consonancia con el compromiso del presidente Trump con la paz a través de la fuerza, el Mando Central de Estados Unidos seguirá preparado para continuar los ataques contra los remanentes de en Siria«, completó Parnell.
Esto implica que la intervención estadounidense en Siria seguirá teniendo una fuerte presencia en la región. Aunque ya en 2017, el gobierno de Irak declaro la victoria definitiva sobre el Estado Islámico. Y, por otra parte, las Fuerzas Democráticas Sirias, proclamaron la derrota del «califato» al caer su último bastión en Siria, en 2019.
No obstante según el Pentágono, los yihadistas cuentan aún con combatientes ocultos entre el campesinado de Siria e Irak, lo que justifica la presencia militar estadounidense en la zona, realizando operaciones y redadas recurrentes.
Siria e Irak son otro punto de mucha injerencia de Estados Unidos en medio oriente. Los conflictos de la zona tiene su origen en las disputas de grupos de poder con filosofías distintas de como debe ser un país árabe y como debe posicionarse en relación con el mundo.
El trágico atentado del 11S quedó en la historia como el punto de inflexión en la posición de Estados Unidos como supuesto garante de la libertad y seguridad de occidente. La persecución de grupos terroristas por las calles de ciudades y aldeas árabes se volvieron recurrentes en la zona.
Sin embargo, y sin disminuir ni un ápice el dolor de las víctimas y sus familiares (tanto del 11S como los inocentes ciudadanos de Siria e Irak), es necesario e importante preguntarnos qué se estaba apostando realmente en un conflicto que todavía, después de 15 años, no encuentra solución.