Con una votación casi unánime el lunes, la Cámara de Representantes de Estados Unidos que es parte del poder legislativo del Gobierno Federal, aprobó una ley que penaliza a nivel federal la divulgación de imágenes catalogadas como «porno vengativo», incluyendo aquellas generadas por IA, que en definitiva son falsas. La legislación ahora está en manos del presidente Trump para su firma.
La Ley «Take it Down» obtuvo un respaldo bipartidista significativo en la Cámara de Representantes, reflejado en su contundente aprobación con 409 votos a favor y apenas 2 en contra, marcando un hito en la protección de la privacidad digital. Esta ley aborda de manera integral el problema de la difusión no consentida de imágenes íntimas en internet.
Tal como lo señaló el presidente de la Cámara Baja, el republicano Mike Johnson, la legislación no solo tipifica como delito esta conducta dañina, sino que además impone a las plataformas en línea la responsabilidad de eliminar rápidamente este tipo de contenido, ofreciendo así un mecanismo de protección y reparación para las personas afectadas.
Las imágenes creadas con IA explicitas han ido en aumento
La congresista María Elvira Salazar de Florida informó que, si bien la mayoría de los estados han implementado leyes para combatir la pornografía de venganza, solo un número reducido, específicamente 20, han abordado explícitamente el problema de las imágenes íntimas deepfake no consensuadas. Según informaron investigadores a Associated Press, la proliferación de deepfakes explícitos se ha intensificado en los últimos años.
Debido a la mayor accesibilidad y facilidad de uso de la tecnología en años recientes, varias celebridades han sido víctimas de la difusión en línea y en redes sociales de imágenes pornográficas generadas mediante deepfakes. El año pasado, la cantante Taylor Swift sufrió una propagación de imágenes falsas, sexualmente explícitas y abusivas en redes sociales.
Por otro lado, múltiples cuentas de redes sociales compartieron más imágenes falsas y sexualizadas de las actrices Miranda Cosgrove, Jennette McCurdy, Ariana Grande, Scarlett Johansson y la ex tenista Maria Sharapova, acumulando gran cantidad de interacciones como “me gusta» y compartidos en las diferentes plataformas, solo hablando de las imágenes más virales.
El propósito principal es preservar a las víctimas de la pornografía vengativa creados con inteligencia artificial
De esta manera, se busca convertir en delito federal la publicación o amenaza de publicación de imágenes o videos privados de cualquier persona, a través de las fronteras estatales de material íntimo sin consentimiento. Además, se exigiría a los sitios web actúen rápidamente y retiren dicho contenido en un plazo no mayor a 48 horas tras la notificación de la víctima.
La ley también protegería las acciones de buena fe de las autoridades y profesionales de la salud que brinden apoyo a las víctimas en contextos legales. Finalmente, para asegurar su constitucionalidad bajo la Primera Enmienda, se aplicaría la prueba de la «persona razonable» para determinar el realismo de un deepfake al representar a un individuo.
La primera dama Melania Trump dio su completo respaldo a la ley desde el inicio
La primera dama Melania Trump, quien había mostrado su apoyo a la legislación desde principios de marzo, celebró la aprobación bipartidista de la ley, describiéndola en un comunicado emitido el lunes como «una declaración contundente» que refleja la unidad del país en la defensa de «la dignidad, la privacidad y la seguridad» de sus ciudadanos.
Igualmente, Melania Trump manifestó su preocupación por ser testigos del impacto devastador que el contenido malicioso en línea, incluyendo los deepfakes, tiene en los jóvenes, especialmente en las chicas. La primera dama subrayó la necesidad de priorizar su bienestar y proporcionarles el apoyo y los recursos necesarios para desenvolverse en el entorno digital.
Estados como California y Florida ya han reconocido la gravedad del problema de los «deepfakes» y han promulgado leyes para penalizar su publicación. No obstante, la propuesta no ha estado exenta de críticas. Una de las principales preocupaciones es el riesgo de que, al buscar combatir un problema real, pueda otorgar a las autoridades un poder de censura amplio.