En Rusia se han registrado sólo 294 000 nacimientos durante el primer trimestre de 2025, lo que significa una disminución del 2,3% respecto al mismo período de 2024. Esto significa que la nación se encuentra ante un problema demográfico, que pone en riesgo la preservación de la ciudadania rusa y el dominio de este país en el mundo. Es por ello, que el Kremlin fiene implementando una serie de medidas estratégicas orientadas al incentivo de la natalidad y la penalización de conductas que afecten la misma, entre las que se anunció recientemente la prohibición de todo tipo de transmisiones que puedan promover una vida sin hijos.
Datos demográficos impulsan la decisión de prohibir las películas y series
Esta drástica disminución de la natalidad ha llevado al gobierno ruso a implementar medidas extremas para intentar revertir la tendencia, como la censura de contenido cultural que promueve estilos de vida sin hijos. Según Alexéi Raksha, un demógrafo ruso, los últimos meses han registrado las cifras de nacimientos más bajas en la historia de la Federación Rusa.
Ante esta situación crítica, el gobierno de Rusia ha optado por ocultar una parte considerable de los datos demográficos, la agencia Rosstat ha dejado de publicar estadísticas detalladas sobre nacimientos, defunciones, matrimonios y divorcios, ofreciendo únicamente datos agregados. Confirmando de este modo lo que para muchos expertos es una crisis demográfica de gran escala.
Medida busca evitar la promoción de estilos de vida con poca natalidad
Rusia está arremetiendo contra series populares como Sexo en la Ciudad, Juego de Tronos y la franquicia de Harry Potter, ya que promueven una ideología contrariaa los objetivos de natalidad. Esta medida se produce meses después de que el país aprobara una ley que prohíbe la «propaganda pública de la elección voluntaria de no tener hijos». Entre muchas otras estrategias del presidente Vladimir Putin para fomentar el aumento de los nacimientos.
De esta manera, a partir del 1 de septiembre, quedará prohibida la «ideología sin hijos», de acuerdo con una orden de Roskomnadzor, el regulador de telecomunicaciones de Rusia. Esto significa que las películas que promuevan esta idea no recibirán certificados de distribución. Las plataformas digitales, incluyendo redes sociales y cines en línea, tienen la obligación inmediata de eliminar contenido ilegal.
La normativa prohibirá contenidos que promuevan o justifiquen la decisión de no tener hijos, presenten los beneficios de no tenerlos sobre tenerlos, o sugieran que ambas opciones son socialmente equivalentes. También se vetarán los contenidos que muestren una imagen negativa del embarazo, la maternidad o la paternidad, o que generen una actitud positiva hacia la falta de hijos, lo que podría desmotivar la natalidad.
Series como Sex and the City, Game of Thrones, House of Cards y otras, podrían ser blanco de las restricciones. La publicación señala que, incluso en la aparentemente inofensiva saga de Harry Potter, se podría argumentar que existe un rastro de esta ideología, citando el hecho de que la profesora McGonagall no tuvo hijos. De este modo se busca incentivar unicamente a series cuyos personajes tengan descendencia.
Rusia ha implementado también medidas de prohibición hacia los anticonceptivos y el aborto
Contrario a la mayoría de países que despenalizaron el aborto, Rusia avanza en rumbo contrario ofreciendo compensaciones económicas a las mujeres embarazadas para fomentar la natalidad, y ha restringido el acceso a los anticonceptivos y el aborto legal. Incluso en 2023, Valery Seleznyov, un miembro de la Duma Estatal rusa, llegó a proponer liberar de prisión a mujeres condenadas por delitos menores para que pudieran concebir.
En Rusia, quienes infrinjan esta prohibición podrían enfrentar multas significativas, podrían pagar hasta 400 mil rublos (aproximadamente 5 mil dólares), los funcionarios podrían ser multados con hasta 800 mil rublos. Las empresas, por su parte, podrían recibir multas de hasta 5 millones de rublos ( cerca de 62 mil 300 dólares). Estas sanciones económicas demuestran la seriedad con la que el gobierno ruso busca imponer su nueva política demográfica.