La Organización para las Naciones Unidas (ONU) reúne desde 1945 a 193 países del mundo para enfrentar situaciones comunes y promover el desarrollo desde una óptica global, abordando los desafíos locales a través de una intrincada red de agencias, programas, fondos encargados de construir un mundo más sostenible y humano. En ese sentido, la labor de las naciones unidas se hace cada vez más importante, toda vez que los problemas de las naciones son mayores sobre todo en materia de ambiente, derechos humanos, alimentación y otros.
La ONU afrenta «duras verdades» según Antonio Gutérres
Debido a la creciente crisis financiera que vive la ONU, ya desde el mes de marzo, su director Antonio Gutérres ha planteado una revisión profunda que ha bautizado como Iniciativa ONU80 con la que pretende presentar las fórmulas que conduzcan a la eficiencia de todas y cada una de las agencias y programas. No obstante hasta ahora no se han dado decisiones absolutas respecto a los pasos a seguir.
La ONU enfrenta desafíos importantes en cuanto a la financiación de sus agencias y programas, no sólo por los recortes presupuestarios y el retiro de sus aportes a los fondos internacionales, sino porque la cooperación internacional desde los aportes gubernamentales para ayudas se encuentran en tela juicio, pues muchos ciudadanos y organizaciones se cuestionan sobre la efectividad e incluso la honestidad de estos mecanismos.
De este modo, el presidente de la organización ha admitido que la ONU debe admitir crudas verdades, entre las que se encuentran la deuda externa de los países, que causa un déficit anual de 4 billones de dólares aproximadamente y que reduce la posibilidades de que los donantes participen activamente en los compromisos por el cumplimiento de los objetivos de la Agenda 2030. A tal efecto afirmó que
«el mayor y más peligroso problema actual es que la colaboración global está siendo activamente cuestionada”.
Propuestas de restructuración podrían contemplar la eliminación de programas o fusión de agencias
Hasta el momento, todos los participantes de la comisión nombrada por Gutérres para evaluar la restructuración de la ONU, cuyo vocero principal es Guy Ryder, exdirector general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), han realizado propuestas que, a pesar de encontrarse dentro de la confidencialidad, se cree que consisten en hacer cambios sustanciales respecto al funcionamiento de las agencias.
Estos cambios, se cree que pueden consistir en la mudanza de agencias importantes de ciudades catalogadas como más costosas, como Nueva York, Ginebra y otras, además de incorporar elementos como la fusión de agencias que se encuentren relacionadas, en ese caso se habla de la fusión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) con la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
No obstante, los trabajadores de las diferentes oficinas de la ONU consideran que esta no es la mejor solución ante la reducción de los recursos, pues la sola mudanza de las oficinas ocasionaría costes que posiblemente serían mayores que los actuales en operación. Incluso, para algunas agencias que tienen personal únicamente en Ginebra, su traslado conllevaría a un mayor desembolso en traslados y nuevas instalaciones.
Trabajadores y beneficiarios de la ayuda serán los más afectados
Los recortes presupuestarios y la posible deslocalización de las oficinas de la ONU pone en riesgo a los actores internos y externos de esta organización, así para los trabajadores se genera incertidumbre en cuanto a su permanencia en las agencias y oficinas centrales de la Organización, más aún cuando las propuestas incluyen el cambio de localidad de algunas operaciones.
Además, el tener que reducir el presupuesto de ayuda significa que los programas humanitarios se verán minimizados e incluso eliminados, afectando poblaciones enteras que dependen en gran medida del auxilio que se brinda a través de la ONU para recibir alimentos, medicamentos, atención primaria, entre otros, además de que se pone en riesgo la ayuda brindada en las zonas de conflicto.