La intención de el siguiente artículo es puntualizar algunas recomendaciones que tienen que ver con el manejo de aliados claves en el control y prevención de la parasitosis.
Por sentido común, no debemos ingerir aquellos alimentos que estimulan el desarrollo de los parásitos (parasitosis). Nos referimos a los productos lácteos en general, los azúcares refinados (sacarosa, jarabe de maíz de alta fructosa), las harinas (sobre todo las refinadas), los alimentos excesivamente dulces en general…
También por lógica debemos intensificar el consumo de alimentos con reconocido efecto antiparasitario:
– semillas de zapallo (tenias, áscaris, oxiuros),
– ajo (áscaris, oxiuros),
– cebolla (áscaris, oxiuros),
– zanahoria (oxiuros, áscaris, tenia),
– granada (tenias),
– arándano (oxiuros),
– aceitunas y aceite de oliva,
– papaya (tenias, áscaris, oxiuros),
– apio,
– hinojo
En general todos los alimentos amargos, las hojas verdes y sobre todo los miembros de la familia de las crucíferas, son interesantes aliados para combatir la parasitosis:
achicoria
alcaucil
apio
raíz de bardana
berenjena
berro
brócoli
endibia
escarola
espárrago
hakuzai
hinojo
cardo blanco
coliflor
diente de león
lechuga
nabo
ortiga
perejil
pimiento
puerro
rabanito
repollo
repollito de bruselas
rúcula
salsifí
Respecto al diente de león, es bueno puntualizar su importancia como planta clave en la cuestión parasitaria. Como bien dice Raymond Dextreit, conocido naturista francés, más allá de combatir los parásitos, es importante crear un medio que no les permita sobrevivir. Una bilis abundante y bien equilibrada en sus componentes, impide el desarrollo de larvas y huevos. Siendo uno de los mejores estimulantes de la función biliar, la ingesta de diente de león es sumamente aconsejable en todas sus formas: raíces, hojas y flores en comidas, extractos y tinturas, etc.
Dado que las verduras de hoja son responsables de contagios, a causa de la ocasional presencia de huevos, larvas, quistes y parásitos unicelulares, es recomendable un buen lavado de las mismas. De allí el hábito de remojar las hojas en agua con vinagre o limón, lavándolas bien a continuación. En este sentido, es importante un buen filtrado del agua de consumo.
El repollo es una hortaliza de elevado efecto antiparasitario. Es muy recomendable el jugo de repollo, tomando al menos 100cc diarios en ayunas, durante una semana; para mejorar su sabor puede adicionarse jugo de limón y/o zanahorias.
También es útil el chucrut (repollo fermentado en sal) y el llamado yogurt de repollo. Justamente el uso de fermentados no pasteurizados (kéfir de agua, salsa de soja, miso, etc.) es muy recomendable por su estimulación de la benéfica flora bacteriana, encargada de general el control sobre los huéspedes parasitarios.
En este sentido son aconsejables las algas, los germinados y el agua enzimática que se obtiene remojando los brotes durante 48 horas (rejuvelac). También es recomendable el consumo del gel de la hoja del aloe.
Dado que algunos de estos elementos suelen ser rechazados por las personas parasitadas (adictas a los sabores dulces), es bueno incluirlos en batidos y licuados, mezclados con frutas y leches de semillas. En general todas las semillas poseen principios activos útiles en estos casos, sobre todo consumidas con su piel.
Es interesante el uso del zapallo como antiparasitario intestinal, dada su amplia disponibilidad y su probada inocuidad, sobre todo en niños, quienes a partir de los 5 meses de vida pueden ingerir su pulpa. También es recomendable la preparación de leche de semilla de zapallo. Se realiza con 50 gramos de semillas peladas, remojadas durante 12 horas en 500cc de agua. Luego se licua bien, agregando algo de miel. Esto se toma por la noche al acostarse. La cucurbitacina, principio activo presente en las semillas y en menor medida también en la pulpa, es efectiva en casos de lombrices (tenias, áscaris, oxiuros) y su uso está exento de riesgos.
Para combatir la parasitosis con semillas de zapallo, el proceso inicia con 12 horas de ayuno previo (comenzar la abstinencia de alimentos por la tarde, tomando luego solo agua). El día del tratamiento, se consumirá solamente una combinación de semillas de zapallo peladas (100g en niños y 200g en adultos), trituradas y mezcladas con miel. Para facilitar el licuado y la ingesta, puede adicionarse agua. Esta mezcla se dividirá en 3 porciones (desayuno, almuerzo y cena). Una hora después de la última ingesta, debe tomarse un purgante como el batido de aloe, y observar luego la deposición. En caso de no advertir presencia de parásitos, repetir el tratamiento 2 o 3 días después.
La familia de las liliáceas también aporta un significativo efecto antiparasitario, dado la respuesta repelente de estos compuestos azufrados. Son conocidas las recetas en base a cebolla y ajo para combatir parasitosis intestinales. Es el caso de la tintura de ajo, que se toma diluida en agua o jugos, antes de las comidas. El ajo es probadamente eficaz contra tenias, oxiuros, giardias, trichomonas y amebas, siendo de amplio espectro y muy bien tolerado por el organismo. Además el ajo aporta otros beneficios importantes, al ser fluidificante de la sangre, antihipertensivo, antioxidante, desintoxicante hepático, antitumoral, hipoglucemiante, inmunoestimulante, antiulceroso.

Otros grandes aliados antiparasitarios bien aceptados son los condimentos, que desde tiempos inmemoriales la humanidad utilizó para controlar las parasitosis. Si bien casi todos tienen efectos interesantes, merecen ser destacados la cúrcuma, la pimienta, el estragón, el tomillo, la canela, el pimentón y los chiles en general (pimiento de cayena).
En materia de hierbas con efectos antiparasitarios, podemos citar entre otras:
altamisa
artemisa
acedera
ajenjo
bardana
carqueja
paico
suico
poleo
uña de gato
yerba carnicera
cuasia amarga
helecho macho
cáscara de granada
genciana
ruda
diente de león
El uso de las hierbas es recomendable en la medida que se respeten dosificaciones y continuidad del tratamiento. Esto último es esencial para cortar los ciclos reproductivos (los parásitos mueren, pero quedan los huevos que inician el proceso vital) y evitar generar reacciones de adaptación por parte de los bichos.
No olvidar el uso de hierbas para las prácticas purgantes, recomendadas luego de cada serie desparasitante. Se puede usar el aloe vera (todas las variedades son útiles a este fin). Se corta una hoja fresca y se licua completa, con la cáscara. Luego se cuela y se toma una taza de ese jugo, sin endulzar, por la noche al acostarse y otra por la mañana en ayunas. Si no da resultado (si no produce diarrea), repetir la toma al día siguiente.
También puede usarse una efectiva mezcla purgante, combinación equilibrada de cuatro hierbas depurativas (yerba del pollo, retamilla, sen y zaragatona), cuyo sinergismo potencia el efecto laxante, tan necesario luego de un trabajo desparasitante. Actúa sobre los principales órganos internos, eliminando sustancias tóxicas y parásitos. Las hierbas se cocinan brevemente y se toma ½ litro de la decocción por la noche al acostarse y ½ litro por la mañana al levantarse. Esa noche conviene cenar abundantes frutas y verduras. Luego por la mañana conviene ingerir jugos de clorofila y/o kéfir de agua, a fin de estimular la regeneración de flora intestinal. Si no se advierte efecto laxante (diarrea), repetir al día siguiente.
El momento ideal para purgar es próximo a luna llena y a fines del verano.
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