La temporada de huracanes de este 2025 viene con una marcada actividad en ambos océanos, con lo cual se espera que los distintos organismos de evaluación climática y prevención de riesgos tienen un rol fundamental, pues deben señalar los momentos precisos de formación de los eventos climáticos y el potencial de destrucción que estos puedan alcanzar a lo largo de su recorrido. No obstante, las dificultades en este año son mayores, y precisamente las labores de monitereo climático se han visto gravemente afectadas.
Cambio climático afecta la potencia de los huracanes haciéndolos más destructivos
La formación de tormentas, ciclones y huracanes en los océanos se debe a la elevación de la temperatura en la superficie de las masas de agua, lo cual produce una rápida evaporación y condensación, que posteriormente se transforma en precipitaciones acompañadas de fuertes vientos y eventualmente cargas eléctricas que completan el potencial de destrucción de estos eventos.
Es importante señalar que los huracanes son fenómenos naturales recurrentes, cuya aparición temporal es un proceso normal para el cual los seres humanos debemos estar preparados, sobre todo aquellos ubicados en las zonas donde se da el recorrido de los huracanes, como Puerto Rico, Cuba, México y Estados Unidos, así como el resto de las islas ubicadas en el Mar Caribe.
De esta manera, los eventos del El Niño y La Niña, que surgen por efecto del camio climático pueden complicar la situación y generar que el calor oceánico llegue a una mayor profundidad, acarreando que la capacidad de destrucción de los huracanes cada año sea superior. Por lo que, es crucial la participación de las agencias meteorológicas encargadas de la observación climática para lograr una prevención adecuadas.
Recortes presupuestarios tendrán consecuencias en la planificación y prevención climáticas
Al ser un fenómeno natural, los huracanes no pueden ser evitados, por eso el comportamiento humano es crucial para acentuar o mitigar las consecuencias que inevitablemente tendrán estos eventos sobre los territorios. En ese sentido, las agencias y organizaciones climáticas juegan un papel fundamental, pues no sólo son capaces de diseñar y ejecutar los programas de prevención, sino que son los que realizan el monitoreo permanente.
Así, agencias como la Oficina Nacional para la Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) en Estados Unidos, o el Servicio Meteorológico Nacional en México, así como las distintas estaciones de monitoreo de datos climáticos son fundamentales para obtener la información necesaria que permita predecir la cantidad, intensidad y recorridos que tendrán los huracanes cada temporada.
Sin embargo, a partir de la temporada de huracanes del 2025 estas agencias y oficinas internacionales, especialmente las dependientes del gobierno de los Estados Unidos, han sido el blanco de las políticas de reducción presupuestaria adoptadas por la Casa Blanca al mando del presidente Donald Trump, quien ha reiterado que el cambio climático es una falacia y estas oficinas son por tanto innecesarias.
Estar preparados, una misión de cada individuo
Quienes habitan en las zonas que año tras año son azotadas por los huracanes y otros eventos climáticos reconocen la necesidad de generar estrategias que permitan mitigar los efectos negativos que dejan tras su paso, pues en cada temporada viven en carne propia los embates de estos fenómenos, que generan derrumbamiento de los sistemas eléctricos y de telecomunicaciones, destrucción de las viviendas, cierres de calles, entre otros.
Un ejemplo es la preparación que se mantuvo ante la llegada del huracán Erick en México, la quina tormenta tropical del 2025, que fue monitoreada por el SMN y gracias a la preparación conjunta de las instituciones y la población, sus efectos fueron menores a los esperados, incluso se reportaron personas muertas despues que ya había finalizado su tránsito, demostrando que las labores de prevención y preparación habían sido exitosas.
