En lo que respecta a una decisión que suele ser complicada, la lucha contra la obesidad tiene un avance científico nacido en Sudamérica. Un nuevo fármaco experimental, desarrollado en Uruguay, promete combatir el exceso de peso sin los efectos adversos comunes ni la necesidad de suprimir el apetito.
El primer fármaco comprobado que sí cumple: Adiós a esos kilos demás
Esta píldora experimental desarrollada por científicos uruguayos podría cambiar ese paradigma pero su innovador mecanismo se basa en activar una vía natural del cuerpo que favorece la quema de grasa de forma sostenida y segura.
A diferencia de los conocidos tratamientos GLP-1 como Ozempic, este medicamento activa un proceso metabólico natural que permite perder peso sin modificar la sensación de hambre. La empresa responsable del desarrollo es Eolo Pharma, con sede en Montevideo entonces su producto, aún en fase experimental, ha demostrado una eficacia notable en estudios preliminares en humanos.
El fármaco no sólo mostró una reducción significativa del peso corporal, sino que además fue bien tolerado y no presentó efectos adversos relevantes durante el ensayo clínico. Con resultados publicados en la revista científica Nature Metabolism, esta propuesta terapéutica podría posicionarse como una alternativa real y accesible frente a tratamientos costosos o invasivos.
Una píldora con resultados concretos para combatir la obesidad
Bajo este aspecto la investigación comenzó con una hipótesis distinta: los científicos buscaban una solución contra la inflamación crónica asociada a la obesidad. Sin embargo, en los ensayos con ratones se observó un efecto inesperado: los animales tratados con el compuesto bajaban de peso aun manteniendo una dieta alta en grasas.
Fue así como nació SANA, un fármaco derivado del salicilato, el mismo compuesto que se utiliza para fabricar aspirina, luego SANA fue probado en un estudio clínico con 44 personas. En la primera fase, se administró en una sola dosis a individuos con peso saludable, demostrando seguridad. En la segunda fase, participaron adultos con obesidad durante 15 días, recibiendo diferentes dosis del fármaco dos veces al día.
Hasta ahora, los resultados fueron prometedores: quienes tomaron la dosis más alta perdieron en promedio un 3% de su peso corporal. Este hallazgo posiciona a SANA como el primer medicamento oral comprobado que logra una pérdida de peso significativa sin afectar el apetito, marcando una diferencia crucial respecto a los GLP-1, cuyo mecanismo se basa en inducir saciedad.
El estudio preliminar en humanos fue un éxito
Durante el ensayo, los participantes permanecieron internados en un centro médico, recibiendo alimentación controlada pero no se reportaron náuseas ni molestias gastrointestinales, uno de los principales efectos adversos de los fármacos tradicionales.
Además, los cuestionarios de apetito completados por los voluntarios confirmaron que la pérdida de peso no se debió a una menor ingesta de alimentos. La clave del funcionamiento de SANA está en un mecanismo llamado termogénesis dependiente de la creatina siendo que este proceso simula la reacción natural del cuerpo al frío, en la cual se activa la quema de grasa para generar calor.
Al estimular esta vía metabólica, el fármaco obliga al tejido adiposo a utilizar sus reservas energéticas, lo que produce una reducción del peso corporal. La creatina, conocida como suplemento deportivo, también está presente en el cuerpo humano de forma natural y cumple un rol importante en la producción de energía celular.
Además, en los ensayos preclínicos en ratones, SANA ayudó a preservar la masa muscular magra, un factor clave para evitar el efecto rebote tras perder peso. A diferencia de los medicamentos inyectables como Ozempic o Wegovy, que actúan a nivel cerebral y digestivo para inducir saciedad, SANA actúa directamente en el metabolismo celular pero todavía no está disponible en farmacias, pero sus resultados iniciales lo posicionan como una posible revolución en el tratamiento de la obesidad.