Los robots humanoides son la demostración de que el ser humano no tiene fronteras y su avidez por el conocimiento y la transformación de la realidad se pierde de vista. Hasta ahora, la tecnología avanza a un ritmo inconmensurable, cada día se presentan más y mejores inventos basados en inteligencia artificial, conducción autónoma y generación de redes neuronales que imitan el cerebro de los seres vivos y los humanos.
Tecnologías de robots humanoides abarcan tareas humanas en simultáneo
La inversión que vienen realizando los países y empresas para ir a la vanguardia de la tecnología de robots humanoides es elevada, hasta ahora no solo se impulsan máquinas que puedan realizar tareas repetitivas en el ámbito industrial, las pruebas de funcionamiento se han llevado también a cuestiones que traspasan nuestra imaginación, como las labores del hogar, el cuidado de personas y el deporte.
Un ejemplo claro son los campeonatos deportivos de robots humanoides que ha realizado China los últimos dias, específicamente en Boxeo y Fútbol, donde ha quedado demostrado que, controlados por los seres humanos mediante complejos esquemas de conexión, estos son capaces incluso de improvisar movimientos. Igualmente, son los robots humanoides de Tesla, la compañía de Elon Musk que ha incursionado en el tema.
El control y la relación con los humanos: Un ejemplo de aprendizaje de la inteligencia artificial
Así, Neuralink, la también perteneciente a Elon Musk se encarga de generar toda la neuro tecnología que se halla en los robots humanoides de Tesla e incluso en otros tipos de robots que ameritan redes de inteligencia artificial. Neuralink, junto a Tesla han sido fuente de contundentes críticas pues se sugiere que sus creaciones tienen poca adaptación al mundo de la industria, sin embargo, han desarrollado algo inimaginable.
Sus robots humanoides están dotados de redes neuronales capaces de registrar con extrema precisión los mandatos que se les asigna y generar interacciones aparentemente independientes, similares al aprendizaje que realizamos los seres humanos, lo innovador; estas órdenes pueden ser recibidas sin conexión con dispositivos externos, pueden ser emitidas por la mente de la persona que le controla.
Así, la frontera existente entre la inteligencia artificial, la realidad virtual y los controles de automatización se ha desdibujado para transformarse en parte integrante de los seres humanos, logrando redefinir la forma en que comprendemos la relación con los robots humanoides pero también la propia interacción humana de situaciones como la discapacidad o la generación de conciencia.
Neuralink y Tesla demuestran que el futuro es hoy
A principios del mes de julio Optimus, el robot humanoide de Tesla, que ha sido cuestionado precisamente por su forma de extrema similitud con un humano, ha hecho una demostración que dejó sin aliento a muchos. Junto a Neuralink, también de Elon Musk, presentaron un Optimus que realizó tareas bajo el control de un individuo que solo usó su mente para emitir las órdenes.
El individuo, dotado de un chip que se implantó en su cerebro coordinó exitosamente todas y cada una de las acciones de Optimus, no solo para acciones normales como mover, cargar o empaquetar, la precisión de este control llega incluso a la realización de gestos o movimientos que pueden no tener utilidad material, pero que forman parte de nuestro vasto sistema de comunicación.
Así, Neuralink y Tesla colocan frente a nosotros un futuro que parecía producto de la imaginación y que no se esperaba alcanzar hasta incorporar a los robots humanoides como parte de la normalidad. Un avance único que en principio podrá ser usado en áreas como la biomedicina para el control de prótesis o la incorporación de mecanismos útiles en personas con discapacidad o incluso ancianos que pueden ver elevada su motricidad.