Este sábado la tormenta llamada Chantal comenzó a sentirse, flotando a unos 240 kilómetros de Charleston, en Carolina del Sur, pero no se trata de un huracán, pero tampoco hay que confiarse. Su avance es lento, casi imperceptible a simple vista, pero lo suficiente para mantener en vilo a miles de habitantes y turistas que eligieron pasar el fin de semana en las playas de la región.
Mientras algunos turistas disfrutan la playa, otros miran el cielo con preocupación y no es para menos: la tormenta trae viento que puede tirar ramas y lluvias capaces de inundar calles bajas. Las autoridades insisten: nadie debe ignorar los avisos, aunque parezca que no pasa nada.
Por ahora, la amenaza es real, ya que se revela que Chantal podría quedarse rondando toda la noche y dejar lo peor el domingo. Por eso, desde el Centro Nacional de Huracanes no se baja la guardia y se actualiza la ruta cada pocas horas.
Lo que está por venir: ¿Dónde va la tormenta?
Este sistema no tiene prisa ya que avanza hacia el norte a paso de tortuga en apenas tres kilómetros por hora, por ese motivo los modelos meteorológicos dicen que virará al noreste y podría rozar la parte alta de Carolina del Sur antes de adentrarse en tierra firme.
De ser así, si no cambia, tocará la costa entre la noche de sábado y la mañana del domingo, ahí empezará a perder energía rápido. Con suerte, para el lunes ya será solo una depresión tropical sin fuerza para seguir causando problemas.
Pero hasta que eso pase, mantener la vigilancia alta es lo más importante porque el mar cálido todavía le da algo de potencia. Pese a eso, aunque no se convierta en huracán, nadie descarta que pueda dejar daños puntuales.
Agua, viento y oleaje: una mezcla que complica
No es solo la lluvia, porque también llega con las ráfagas, que aunque no son extremas, alcanzan más de 60 km/h. Para líneas eléctricas viejas o árboles mal podados, eso puede ser suficiente para un corte de luz.
En cuanto a la lluvia, la cosa va en serio debido a que se calculan entre 5 y 10 centímetros de agua, con lugares que podrían superar 15 si el sistema se queda estancado. Y no hay que olvidar el mar: la marejada ciclónica podría subir el nivel hasta 90 centímetros en zonas bajas.
Eso basta para anegar calles, patios y garajes cerca de la costa, de igual manera las corrientes de resaca son otro riesgo. Por eso, los salvavidas patrullan y colocan banderas rojas para espantar a los más valientes que quieran meterse al agua.
Medidas básicas para no lamentar ante la tormenta
Lo primero que hay que hacer es no confiarse, luego revisar boletines, asegurar ventanas y mover objetos que puedan volar. Además, los expertos recomiendan tener agua y linternas por si hay cortes de luz, pero si la marea sube, es mejor moverse pronto a un sitio alto.
De todas formas, las banderas rojas en la playa no están de adorno para entrar al mar es tentar a la suerte, con olas que arrastran sin aviso. Muchas familias cancelaron sus planes para quedarse bajo techo, de momento las patrullas vigilan y piden cooperación.
De momento, nadie habla de evacuaciones masivas pero si la tormenta cambia de idea, el plan podría modificarse de un momento a otro. Es la tercera tormenta nombrada de la temporada 2025, que ya se perfila como más movida que la media, siendo que la NOAA advirtió que podrían formarse hasta 19 sistemas nombrados, con varios huracanes fuertes por eso los cazahuracanes siguen cada nube que se forma en el Atlántico.