Actualmente son muchos los conceptos que se escuchan o leen con mayor frecuencia y que, hasta hace un tiempo, eran totalmente desconocidos por la mayoría de las personas. De hecho, muchos de estos términos han nacido como consecuencia de la necesidad de hacerle frente a alguna problemática específica como lo es, en este caso, el fast fashion.
Tal vez no son muchas las personas que, a lo largo de la historia, se han detenido a pensar sobre el impacto medioambiental que producen las rutinas y productos de uso habitual, pero, por fortuna, dicho paradigma está cambiando.
La industria textil y la moda rápida es de las más contaminantes para el planeta porque en el proceso de fabricación de las prendas se necesitan millones de litros de agua, se vierten residuos al agua y las emisiones de carbono son muy elevadas. A su vez, cuando las prendas se fabrican y se lavan constantemente, en los océanos se depositan miles y miles de toneladas de micro plásticos, lo que significa una huella sumamente negativa para el medioambiente.
¿En qué consiste el fast fashion?
Los amantes de la moda esperan ansiosos cada cambio de temporada para renovar sus vestidores y adquirir algunos de los productos estrella que aparecen de la mano de influencers en las redes sociales u otras plataformas populares o de celebridades del mundo fashion en las alfombras rojas más famosas del mundo.
No importa si se trata de prendas de vestir, algún tipo de calzado como botas o zapatillas de la última colección de alguna marca reconocida o de complementos como carteras, entre otros. Que todo esto se produzca en grandes cantidades causa una globalización de las tendencias y una constante necesidad de innovar y, como consecuencia, las grandes firmas colocan cientos de miles de productos al alcance de los consumidores para lograr una compra compulsiva.
La moda rápida incita, de alguna manera, a que las marcas fabriquen aceleradamente colecciones de prendas que son tendencia. De esta forma, los usuarios se sienten presionados y necesitados de encajar en los estándares impuestos de la moda y las compañías textiles recaudan más y más, aunque, como es de esperar, esto prevé una consecuencia sumamente negativa como es el aumento de la contaminación del planeta y, además, explotación laboral en algunos países.
No sólo se trata de enormes cantidades de agua que se desperdician, sino de emisiones de CO2 y papeles que terminan la basura cuando finaliza su función de servir de moldes. Para sorpresa de muchos, esta industria es de las más contaminantes, pues puede provocar el cambio climático y calentamiento global, aún más que otras industrias como puede ser la de energía o la de transporte, por ejemplo.
¿Qué puede hacerse al respecto? Algunas soluciones basadas en la sostenibilidad
Aunque esta problemática no es nueva, en la actualidad existen muchísimas personas comprometidas a cambiar esta situación y, en la misma línea, a nivel mundial puede observarse una mayor conciencia acerca de las consecuencias negativas y un verdadero deseo de cambio.
Afortunadamente, existen algunas opciones sostenibles para disminuir la contaminación a nivel medioambiental.
· Moda sostenible
Este movimiento busca la producción de prendas mediante prácticas éticas y utilizando materiales ecológicos. La moda consciente o sostenible prioriza la calidad y no la cantidad, generando artículos duraderos y con una huella de carbono prácticamente imperceptible si se la compara con el procedimiento anterior.
Otro dato interesante es que, muchas de estas marcas, garantizan condiciones laborales justas.
· Reciclaje y upcycling
El arte del reciclado de prendas disminuye desechos y también la producción de las mismas. El upcycling llega un poco más lejos y transforma las prendas o productos que se descartan en nuevos y valiosos para el mundo fashion.
· Economía circular
Este proceso se basa en un ciclo cerrado en donde las prendas, complementos y calzado como botas para mujer, por ejemplo, pueden ser reutilizadas e introducidas en el sistema. Esto pretende lograr una revolución en la que se produce y se consume la moda, haciendo que la industria obtenga mayor sostenibilidad a largo plazo.
· Información y consciencia en los consumidores
Sin duda alguna, una herramienta poderosa es la educación. Aquellas personas informadas pueden tomar decisiones de compra más responsables y éticas, dejando de lado antiguas prácticas cuestionables.

La sostenibilidad en la industria del calzado
Aunque a la moda sostenible aún le queda bastante camino que recorrer para lograr sus objetivos y se enfoca más en las prendas de vestir que en otros artículos de la moda, la industria del calzado no queda exenta a esta tendencia.
Si bien actualmente existen diferentes materiales para la confección del calzado, el cuero es una de las materias primas fundamentales de la industria y, gracias al constante avance y desarrollo tecnológico, los usuarios pueden determinar mediante certificados, por ejemplo, si la firma es responsable y si el producto es más sostenible si se lo compara con otro.
El calzado sostenible, sin importar si son zapatillas urbanas, para hacer deporte, botas de trabajo o sandalias, entre otras, se trata de aquel cuya fabricación se realiza con materiales y procesos que impactan mínimamente en el planeta. De hecho, no se trata solamente del respeto al medio ambiente sino, de ser responsables socialmente hablando.
· Cuero ecológico de origen animal
Son muchas las personas que prefieren el aspecto y la sensación del cuero y, como consecuencia, existe el cuero animal ecológico, es decir, aquel que se fabrica sin maltrato animal directo. Generalmente es aquel que se fabrica partiendo de derivados de la industria de la carne o de animales que fallecen por causas naturales.
· Calzado de base vegetal
Este tipo de calzado es fabricado con materiales naturales como el bambú, corcho o maíz, entre otros. Se trata de lograr un calzado respetuoso con el planeta, aunque, en algunos procesos, pueda utilizarse algún derivado animal.
Por lo general, se logra un calzado ligero y con una óptima vida útil.
· Calzado vegano
Si existe un calzado que, durante los últimos años, ha causado furor alrededor del mundo son las botas vaqueras. Aunque hace mucho tiempo estaban en auge aquellas fabricadas en cuero, actualmente puede encontrarse una amplia variedad fabricada con materiales veganos.
Si bien este tipo de calzado es parecido al anterior, se diferencian porque no se utilizan productos o derivados animales durante los procesos de fabricación.
De todas maneras, existe un punto en contra porque muchos de estos zapatos se diseñan partiendo de plásticos y esto tampoco es bueno para el planeta. Sin embargo, muchos utilizan botellas o bolsas recicladas, lo que significa un gran avance en la materia.
Calzado bajo demanda: ¿una nueva alternativa?
Los zapatos bajo demanda son aquellos que se fabrican partiendo de un pedido que se realiza con anterioridad, lo que significa que sólo se produce luego de una confirmación de compra. Esto quita cualquier desecho que pueda surgir si se lleva adelante una producción excesiva, que es lo que ocurre en la industria textil.
Esta puede ser una gran alternativa a considerar en diferentes regiones y partes del mundo, sobre todo considerando que la industria del calzado también es de las más importantes e influyentes en el mundo de la moda.
Adiós a la super producción en el mundo fashion
La superproducción es uno de los problemas más grandes que existen en la industria de la moda, pues se producen muchísimas prendas y no todas se venden. De esta manera, las mismas culminan su ciclo en vertederos sólo por pertenecer a colecciones anteriores.
Para contribuir a este cambio, cada usuario puede realizar su pequeño aporte tomando alguna de estas acciones: comprar en menor cantidad y exclusivamente lo necesario, recurrir a marcas sostenibles, priorizar la calidad sobre la cantidad, antes de desechar las prendas o el calzado lo ideal sería intentar una reparación, donarlos, venderlos en aplicaciones de moda circular o depositarlos en contenedores de reciclaje textil y, por último, recurrir a las tiendas de segunda mano o al intercambio de prendas, como así también al alquiler de las mismas, entre otras, considerando que esta práctica está cosechando muchos fanáticos alrededor del mundo.