El Banco de México (Banxico) aplicó este 7 de agosto su quinta decisión de política monetaria del año, en un contexto de inflación anual moderada a 3.51%, según datos del Inegi, pero la desaceleración de precios ha sido impulsada por caídas de hasta 26% en productos agrícolas clave. Sin embargo, los riesgos macroeconómicos persisten tanto a nivel local como global por eso la Junta de Gobierno adoptó una nueva postura monetaria.
¿Qué factores pesaron en la decisión del banco central?
Entre los factores considerados por Banxico están la desaceleración de la actividad económica, la volatilidad del tipo de cambio y la incertidumbre derivada de posibles modificaciones en las políticas comerciales globales, en especial desde Estados Unidos.
Estas variables se suman a un entorno monetario ya restrictivo (en junio Banxico tomó una (decisión importante con la tasa de interés), en el que las decisiones deben tomarse con cautela. En su comunicado, el banco central señaló que las próximas decisiones seguirán siendo evaluadas caso por caso, tomando en cuenta todos los determinantes que inciden en la trayectoria de la inflación.
Banxico advirtió que las futuras reducciones dependerán de que la tasa se mantenga alineada con la meta de inflación. “La tasa de referencia deberá estar en sintonía con la ruta necesaria para llevar la inflación general al 3% de manera ordenada y sostenida”, afirmó el instituto.
Banxico ajusta la tasa, pero modera su impulso
El anuncio más esperado se concretó: la tasa de interés referencial bajó a 7.75%, siendo que el recorte fue menor al que se venía aplicando en meses anteriores, lo que marca un cambio en la política monetaria. Sin embargo, esta es la quinta reducción del año, aunque mucho más moderada que las anteriores, que habían sido de 50 puntos base.
Bajo este aspecto, se explica que este cambio de ritmo generó reacción dentro del propio banco central pero lo más importante es el subgobernador Jonathan Heath votó en contra del recorte y defendió mantener la tasa en 8%. Para él, esta reducción «manda un mensaje de complacencia», sobre todo considerando que el pronóstico inflacionario no se está cumpliendo como se había previsto, lo que refleja su preocupación por el posible relajamiento prematuro de la política monetaria.
Este desacuerdo interno refleja la creciente complejidad del entorno, si bien los datos de inflación permiten cierta flexibilidad, la trayectoria hacia la meta del 3% aún presenta riesgos, pese a esto se sostiene que la decisión dividida muestra que no todos en Banxico mantienen el mismo nivel de optimismo.
En julio hubo Inflación contenida, pero no vencida
La inflación anual se moderó en julio a 3.51%, su nivel más bajo desde 2020, entre los productos que más incidieron en esta baja están el huevo, la vivienda y los servicios alimenticios. Sin embargo, los expertos advierten que esta disminución podría no sostenerse en el corto plazo.
Según explicó el propio banco, la decisión se tomó considerando el debilitamiento de la actividad económica, los movimientos cambiarios recientes y los potenciales efectos adversos de conflictos geopolíticos o climáticos. Todo esto mantiene en alerta a la Junta sobre los riesgos inflacionarios latentes.
CI Banco explicó en un reporte que esta baja tiene más relación con el aumento atípico registrado en julio del año pasado. “Para agosto, muy probablemente la inflación anual regresará a niveles superiores al 4%”, indicó. Es decir, el respiro podría ser momentáneo.
Por su parte, Banxico, elige mantener su decisión ya que estima que la inflación alcanzará el objetivo del 3% hasta el tercer trimestre de 2026. Esto obliga a tener una política monetaria cuidadosa (entérate que pasa con el peso mexicano tras la baja), sin acelerar los recortes en exceso, para evitar que la inflación vuelva a repuntar.