¿El Cambio Climático, la Degradación Atmosférica, la Degradación del Medio Natural, es el efecto, la causa o, son simplemente el problema?

Es un hecho que en los últimos cien años, el efecto del trabajo de la Civilización ha sido astronómico, para que se haya generado una subida de temperatura en el planeta. La ciencia, la lógica, la experiencia individual lo tiene comprobado, los habitantes del planeta nos damos cuenta del aumento progresivo de la temperatura; pero, más que la elevación de la temperatura,  nos damos cuenta de la Contaminación y Degradación del Medio Natural.

La naturaleza del Mundo en decadencia

Cada día nuestros ancestros se preguntan el porqué de la devastación ambiental que padecemos a diario. Tan sólo debes abrir los ojos y observar el panorama de violencia en el que vivimos, para esclarecer la verdad que llevamos a cuestas. La historia del Mundo se sigue escribiendo en letras de sangre, que castigaron con ahínco el nacimiento de la Humanidad. Entre el olvido de los peces, la fuerza de los simios, el polvo de las estrellas y la sagrada creación celestial, todos se dedicaron a confundir la razón de una gran onomatopeya llamada planeta Tierra. Con el paso del implacable tiempo, la vida evolucionó en los tristes sonidos de la guerra, del odio y de la revancha que habita en el funesto corazón de la Sociedad Moderna.

Nos estamos quedando sin suelo

La degradación del suelo es la consecuencia directa de su utilización por el hombre, como resultado de actuaciones directas, como agrícola, forestal, ganadera, agroquímicos y riego, o por acciones indirectas, como las actividades industriales, eliminación de residuos, transporte, entre otras. La erosión, la compactación, el aumento de la salinidad y de la acidez del suelo son los mayores problemas relacionados con su manejo inadecuado y podrían tener relación directa con la escasez de alimentos en un futuro cercano, resultando en un profundo desequilibrio del sistema productivo.

Manifiesto Ecosocialista argentino

El mundo ha llegado al siglo XXI sumido en una crisis ecológica impensada hasta hace pocas décadas. Esta crisis ecológica no es producto de problemas coyunturales, ni de políticas erradas, sino que tiene su raíz en los fundamentos básicos de la sociedad en que vivimos y su modo de producción, el capitalismo. El capitalismo, al producir un desarrollo sin precedentes de las fuerzas productivas con el único objetivo de aumentar la ganancia privada de unos pocos y considerar al trabajo humano y a la naturaleza como mercancías, degradó al planeta en los últimos 200 años mucho más que en los anteriores 4000. ¿Es racional pensar que un sistema que ni siquiera puede aplicar el trabajo humano en función de las necesidades humanas inmediatas pueda hacerlo para evitar la degradación ambiental?

Desmontes: “Los árboles ya no mueren de pie”

La deforestación afecta directamente sobre la rica flora y fauna que poseen los bosques y selvas, provocando desequilibrios ecológicos en los ecosistemas y poniendo a miles de especies al borde de la desaparición.La deforestación incrementa la vulnerabilidad de las tierras a la desertificación. La desertificación constituye uno de los procesos mundiales más alarmantes de degradación ambiental, ya que hace que disminuya la productividad biológica y económica de las tierras y tiene efectos negativos en ríos, lagos, acuíferos e infraestructuras. Asimismo, la desertificación reduce la seguridad alimentaria y provoca conflictos sociales: actualmente afecta a más de 1.000 millones de personas, con consecuencias potencialmente devastadoras para sus medios de subsistencia.

La disminución de la deforestación en el Convenio sobre el Clima

Una política forestal equitativa, fundada en derechos y de bajo costo tiene que incluir el reconocimiento de los derechos territoriales de los Pueblos Indígenas y tribales y el apoyo a proyectos de conservación y de restauración de pequeña escala y a menudo dirigidos por mujeres, que ya lograron salvar millones de hectáreas de bosques. Las iniciativas de este tipo también mejoran la gobernanza de los bosques, que constituye quizás el desafío más importante de la política forestal en tiempos de expansión de los agrocombustibles.