Lo bueno, lo malo y lo feo de la transición energética alemana

Immerath, a unos 90 kilómetros de la ciudad alemana de Colonia, se volvió un pueblo fantasma. La campana de la iglesia local ya no tañe ni se ven niños en bicicleta por sus calles. Sus antiguos residentes se llevaron, incluso, a sus muertos del cementerio. Debido a la expansión de Garzweiler, una mina de lignito a cielo abierto, los sobrevivientes han sido reubicados en Nuevo Immerath, a unos cuantos kilómetros de la localización del pueblo original, en Renania del Norte-Westfalia, del que Colonia es su capital.

Así es el primer rascacielos giratorio y ecológico del mundo

Imagina jugar a un cubo de Rubick que mida 420 metros y que tenga personas dentro. Así es la Torre Dinámica. Dubai, la capital de Emiratos Árabes Unidos, será a fin de año la primera ciudad del mundo en disfrutar de una de las revolucionarias torres rotatorias diseñadas por el arquitecto italiano David Fischer. Se trata de un altísimo edificio de 420 metros de altura, pero con otra característica especial: sus 80 pisos serán capaces de girar 360 grados; en 24 horas, cada uno de ellos rota de manera escalonada, de forma que, sin que el inquilino ni el observador se den apenas cuenta, la línea del edificio va cambiando de manera constante.

Schlierberg: el barrio alemán que con paneles solares genera 4 veces más energía que la que consume

Freiburg (o Friburgo en español) es considerada la capital de la Selva Negra, por ser su principal puerta de entrada. Por este motivo la localidad es destino de unos tres millones de visitantes anualmente. Además, origen de un fuerte movimiento verde en 1986 en contra de la energía nuclear y a favor de la energía solar, y gobernada por el partido verde de forma ininterrumpida desde el año 2002, se trata de la green city por excelencia de Alemania. Tanto es así que el periódico The Guardian se preguntaba en el año 2008 si no trataba precisamente la ciudad más verde del mundo.

¿De qué sirve realmente la política ambiental de la UE?

COP21, Cumbre de París, Cumbre sobre el clima… No importa cómo se llame porque lo que es, en definitiva, es una nueva oportunidad que las principales potencias tienen para comprometerse con el planeta. De momento, la gran mayoría -un total de 147- han asumido "la meta de los dos grados". Es decir, tienen el firme propósito de conseguir que la temperatura de la Tierra no sobrepase dicha cifra. Sin embargo, pese al optimismo que buscan aparentar, el ambiente que rodea a esta gran cita es más bien pesimista.