Documental “La energía de los pueblos” en Náhuatl, Maya y Totonaku
A través de la voz de quienes caminan hacia modelos energéticos justos, populares y sostenibles, el documental permite descubrir experiencias que desafían el … Leer Más
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Tras la sentencia en el juicio por el asesinato de la líder indígena y ecologista Berta Cáceres, Ecologistas en Acción ha declarado que … Leer Más
Tras la expropiación de la española Repsol, la empresa YPF, controlada ahora por el Estado, asumió el control de las operaciones extractivas, desde la certeza de que sería necesaria la llegada de otra transnacional que contase con la tecnología necesaria para acceder a los recursos del subsuelo. Es entonces cuando entra en el juego Chevron, que el pasado 15 de junio alcanzó un preacuerdo con YPF, auspiciado por los gobiernos nacional y provincial, para reactivar la explotación.
Para la CIDH es sintomático que atropellos contra los derechos humanos, hostigamiento, agresión y ataques van en aumento a medida que se incrementan los conflictos con “sectores de gran poder económico, como lo son las empresas que lideran proyectos de las industrias extractivas”; de hecho, la CIDH ha ubicado los conflictos sobre megaproyectos en la misma categoría de países con quiebres democráticos, conflicto armado interno o enfrentamiento con grupos del crimen organizado.
El movimiento expansivo que vienen llevando a cabo los capitales internacionales, con sus consiguientes efectos sobre la geografía argentina y la disponibilidad de los recursos locales, no sólo provoca el rechazo de ambientalistas sino que también motiva el surgimiento de acciones legales que apuntan a limitar el negocio de las mineras. En ese sentido, el diputado Fernando Solanas, líder de Proyecto Sur, acaba de presentar un proyecto que, de ser aprobado, prohibirá la explotación minera a cielo abierto. También inhibe la posibilidad de usar agua de ríos o vertientes para la extracción de minerales, y propone el establecimiento de monitoreos y multas con el fin de evitar acciones negativas sobre el medioambiente.
Nos encontramos actualmente en un momento de crisis sistémica del capitalismo. Si bien el carácter sistémico de la crisis muestra la insustentabilidad civilizatoria del capitalismo, ni lo elimina de manera natural, ni le impide buscar su recomposición. El capitalismo se defiende y se reconstruye permanentemente a través del diseño de un conjunto de estrategias integrales, multidimensionales, que se despliegan planetariamente, entre las que se encuentran los megaproyectos de reordenamiento territorial, que son necesariamente también de reordenamiento político, como el de la Integración de la Infraestructura Regional de Sudamérica, IIRSA.
El calentamiento del planeta no es un tema menor. La preocupación por el efecto invernadero pone en cuestión la forma de aprovechamiento de los recursos naturales y la manera en que el ser humano se apropia de ellos. El desarrollo del capitalismo encubre la irracionalidad de la explotación del trabajo y para poder devastar el planeta en nombre de la libertad de mercado.
El Plan Puebla Panamá transforma el territorio de las comunidades y regiones en un espacio de flujos. Dicho enfoque corresponde a la visión neoliberal que privilegia la movilidad y la circulación de los bienes sobre la conformación de espacios integrados. La ubicación del estado de Chiapas es un punto estratégico para la exportación e importación de productos extranjeros.
Ante la realidad global expresada a través de los conflictos energéticos, resultado este por la escasez y el mercado de corte liberal, en las últimas décadas se ha afianzado los ejes hegemónicos del capital internacional. Latinoamérica y Panamá no escapan de ese escenario, en donde ha prevalecido la ley de la fuerza económica.
Con el nivel de empobrecimiento escandaloso, en la Montaña no es extraño que emerjan organizaciones insurgentes como ha sucedido desde la época revolucionaria. En el estado de Guerrero la lucha armada siempre ha estado presente entre los pueblos que han sufrido la represión militar y policíaca que ha costado centenares de desapariciones de luchadores sociales.
La exuberante selva del Amazonas, que hoy se retrae para dar paso al “progreso” capitalista, fue producto de miles de años de asentamientos que fueron creando la terra preta, tierra mejorada y fértil que permitió ir extendiendo la mancha verde de millones de especies. Pero nada de esto ocurre sin resistencia. Estamos ante una batalla de ideas, de territorios, de modos de vida y de concepciones del mundo. Nada está asegurado para IIRSA.
Negocios de unos Pocos en desmedro de la gran mayoría: "Estos proyectos hidroeléctricos se pretenden emplazar en desmedro de territorios, ecosistemas y sus poblaciones, los que afectarían la calidad de vida, cultura, sociedad y diversas actividades de sustento como el Turismo, entre varias otras sustentables" ¿Más centrales hidroeléctricas y seguir destruyendo ríos, poblados y ecosistemas?: No. Gracias.
Los megaproyectos en infraestructura, anunciados como complemento del ALCA se mantienen como meta aun por parte de gobiernos que han hablado de un modelo alternativo. La discusión sobre si es posible construir una nueva sociedad manteniendo el modelo exportador, el mismo esquema energético y sin dar prelación al mercado interno debe darse en profundidad.