El futuro de la Tierra no cae del cielo
Lo que voy a escribir aquí será de difícil aceptación por la mayoría de los lectores y lectoras. Aunque lo que diga esté … Leer Más
Lo que voy a escribir aquí será de difícil aceptación por la mayoría de los lectores y lectoras. Aunque lo que diga esté … Leer Más
La economía circular se presenta como la última alternativa a salvar el medio ambiente. Y no como una opción si no como un … Leer Más
Miles de familias cultivan alimentos mediante técnicas agroecológicas, es decir mediante la agricultura orgánica, lo cual significa concentrar su energía en producir suelos saludables y no usar químicos sintéticos en sus cultivos. Sin embargo, varios de ellos no tienen una certificación de “orgánico” oficialmente y muchos no creen en el mecanismo de certificación.
Pedro Medina pasó del estrés que significa dirigir 33 restaurantes de McDonald’s, pertenecer a tres juntas directivas, vivir buena parte del tiempo montado en un avión y responder por informes financieros y abultadas cifras, a despertarse con el trinar de los pájaros y el sonido del agua que baja con fuerza de la montaña, en una sencilla casa construida casi toda en barro, piedra y guadua, en la que vive desde hace un año y medio.
Con el triunfo de la informática, más aún que con el poder ilimitado de la energía nuclear y de los artefactos destructivos al servicio de los intereses de las potencias por medio de la guerra; con la proximidad y la instantaneidad de la información de lo que sucede en cualquier región del planeta tierra; con la agresión de los medios que nos bombardean con imperativos publicitarios aún en la más íntima estancia de nuestros hogares; con la tiranía del tener sobre la evidencia connatural del ser… las mujeres y los hombres del planeta, los ancianos y los niños, los sanos y los enfermos, los pobres y aún los que se consideran ricos en bienes materiales, sobrevivimos desarraigados en un ambiente de angustia.
"A pesar de las afinidades que estamos destacando entre la actual ecología política latinoamericana y las tradiciones del pensamiento crítico, creemos que las herencias y los diálogos posibles no son generalizables en toda su extensión. Gran parte del pensamiento crítico latinoamericano tiene como referencia una visión convencional del desarrollo y de la modernidad, y su lectura de la realidad social tiende a privilegiar actores políticos vinculados a esos proyectos, menospreciando o haciendo invisibles a otros actores, justamente aquellos que la perspectiva de la ecología política tiende a recuperar."
12 de agosto de 2012. Irrumpe en Internet La educación prohibida, documental que ponía en tela de juicio el sistema educativo tradicional en los países iberoamericanos. La película consiguió levantar ampollas en los círculos educativos más ortodoxos, despertó conciencias e hizo un llamamiento urgente a la reflexión. ¿Para quién o qué educamos?, ¿Cual es la verdadera naturaleza del aprendizaje?
Como modesto conocedor de la Historia, no dejo de asombrarme de lo poco que sabemos en realidad de los tiempos más antiguos. No obstante, la cosa empeora cuando nos damos cuenta de que, además, la interpretación de ese pasado contiene no pocos sesgos. Así, la ciencia actual nos suele mostrar dicho pasado a la luz del paradigma evolucionista, según el cual el hombre ha ido progresando a partir de un estadio de primitivismo, ignorancia, pobreza, superstición, penalidades de todo tipo, etc. gracias al avance de la civilización. En efecto, la ideología social, cultural y económica imperante nos vende que la Humanidad “progresa” linealmente hacia las mayores cotas de bienestar y conocimiento, y todo ello a pesar de que la tozuda realidad de los hechos nos dice que en ese camino ha habido gran cantidad de retrocesos, obstáculos y desastres, y que el hombre –como dice el tópico– suele tropezar dos veces (yo diría que muchas más) en la misma piedra.
A escasos días de una nueva edición del Foro Social Mundial (FSM) que se realizará en Túnez entre el 24 y el 28 de marzo próximos, el valor de este espacio altermundialista aparece como un interrogante central. Tan importante como el diagnóstico mismo del planeta tierra. Ambos temas constituyen la columna vertebral de esta entrevista con el teólogo brasilero Leonardo Boff, uno de los padres fundadores de la Teología de la Liberación en los años setenta y principal promotor de la nueva Teología ecológica. Si la modernidad propugna el progreso ilimitado, choca contra el muro de un planeta con recursos limitados. De allí la necesidad de integrar indignación, rebeldía y propuestas alternativas, para salvar a la Madre Tierra de una tragedia anunciada, sentencia Boff.
Intelectuales, universitarios y movimientos sociales reflexionan desde hace tiempo sobre nuevas formas de un “vivir bien urbano”. Recuperando un concepto de los pueblos andinos, debaten sobre una posible transición hacia un modelo que no mercantilice la vida y no destruya la naturaleza. Algunos apuntes sobre la búsqueda de un paradigma alternativo a la especulación inmobiliaria y la privatización de la vida en la ciudad.
No es posible explicar la conservación ambiental solo a partir de posturas polarizadas en las que de un lado se encuentra un patrón de desarrollo agresivo contra la naturaleza y en el otro un patrón de relación armónica entre el ser humano y la naturaleza. Aunque dichas posturas son muy frecuentes, inclusive en ámbitos académicos y políticos, la realidad es más compleja.
Creemos que el paradigma civilizatorio occidental entra en una fase de confusión y dispersión, no querida por la intencionalidad de sus postulados, en origen el iluminismo, pero sí provocada por el acentuado uso de tecnologías destructivas en el manejo de sus componentes. Estamos en presencia de una catástrofe paradigmática, que no debemos confundir con una crisis sistémica, porque no existen posibilidades de recomponer el rumbo trazado sin alterar completamente las invariantes que lo alimentan.
El típico entendimiento de que el desarrollo tiene como fundamento el crecimiento económico dibuja un esquema que apunta a la debacle socio-ambiental puesto que el crecimiento económico obligadamente requiere de la transformación de la naturaleza hacia un estado mayor de baja, es decir, en desechos, y dado que esa transformación es irrevocable, el medio ambiente establece límites al subsistema económico. Todo uso de los recursos naturales para satisfacer necesidades no vitales lleva consigo una menor cantidad de vida en el futuro.
El creciente rechazo de sectores de la población a los posibles impactos sociales y ambientales de grandes proyectos de inversión impulsados por el gobierno uruguayo indicaría un despertar político para el cual la izquierda no está preparada, tanto por carencias del análisis como por efecto de las derrotas sufridas en el pasado. Se debe comprender que las luchas actuales por la preservación del ecosistema se inscriben en un avance mayor de la explotación capitalista que no sólo usa como mercancía el trabajo humano sino también la naturaleza.
La FAO (Organización de la ONU para la Alimentación) ha advertido que en los próximos años habrá entre 150 y 200 millones de refugiados climáticos. Las previsiones más dramáticas hablan de un aumento para 2035 de 4°C. Y se especula para final del siglo un aumento de 7°C. Si esto realmente se produce, ningún tipo de vida hoy conocido podrá sobrevivir. La Tierra no aguanta más. Tenemos que dirigirnos hacia otra forma de producción y asumir hábitos de consumo distintos. Producir para responder a las necesidades humanas en armonía con la Tierra, respetando sus límites, con un sentido de igualdad y de solidaridad con las generaciones futuras. Eso es el nuevo paradigma de civilización.
La educación para el desarrollo sostenible, más que limitarse a un aspecto concreto del proceso educativo, debe convertirse en una base privilegiada para elaborar un nuevo estilo de vida. Ha de ser una práctica educativa abierta a la vida social para que los miembros de la sociedad participen, según sus posibilidades, en la tarea compleja y solidaria de mejorar las relaciones entre la humanidad y su medio.