Crisis alimentaria y biocombustibles, dejen de usar alimentos para sus coches
A pesar de la crisis alimentaria por aumento del hambre, de problemas de abastecimiento y de la subida de los precios de los … Leer Más
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El incremento abrupto del costo de los insumos sintéticos puso de relieve el riesgo de un modelo agropecuario que produce commodities atado a … Leer Más
Un nuevo Informe Especial, elaborado conjuntamente por los investigadores Guillermo Achucarro, Ingeniero Ambiental, y Sarah Zevaco, economista, analiza el vínculo entre la crisis … Leer Más
La aplicación "Too Good To Go", creada en Dinamarca hace un año por Lucie Basch para luchar contra el despilfarro alimentario, se extiende por Francia. Esta semana la aplicación, que permite a los usuarios recuperar por un módico precio las mercancías no vendidas por los comerciantes asociados, ha llegado a Lyon.
Cuando compramos frutas y verduras en el supermercado, muchas veces solamente les quitamos la estampita con la que vienen marcados antes de lavarlos, pero no nos detenemos a analizar su significado. Si están ahí es por algo ¿no crees? Aquí aprenderás a descifrar esos números.
La primera operación que efectúa el terrorista económico sobre su víctima es la del terrorista convencional, el del tiro en la nuca.
Algo está manipulando y alterando los mercados y ese algo es la especulación que según el Parlamento Europeo es la culpable del 50% de los aumentos recientes. La propia FAO reconoce que sólo el 2% de los contratos de futuros termina con la entrega de la mercancía y la mayoría se negocian nuevamente, por eso “…este tipo de contratos -u obligaciones- atraen cada vez a un número creciente de especuladores financieros e inversores, ya que sus beneficios pueden ser más atractivos en relación a cómo se comportan los de acciones y bonos.” La agricultura y la alimentación como sustentos básicos desaparecen en favor de la visión mercantilista: el fin último no es garantizar comida ni trabajo, sino hacer un buen negocio caiga quién caiga.
El fracaso del G20, no sólo en este encuentro de París, sino en todas sus cumbres anteriores es reflejo de la imposibilidad de resolver la crisis alimentaria, energética, ambiental, financiera y económica, sin resolver integralmente la cuestión, lo que impone una crítica profunda al orden capitalista y a la necesidad de pensar en otro orden social para satisfacer las necesidades de la población mundial.
La FAO advertía en diciembre de 2009 que los alimentos mantenían precios elevados. Según una escala que confecciona esta institución, en noviembre de 2009 el índice de precios de los alimentos mantuvo una media de 168 puntos. Este nivel fue un 20% inferior al máximo histórico de junio de 2008, cuando la crisis mundial en los precios estaba en pleno apogeo. Sin embargo, antes de 2007, este valor nunca superó los 120 puntos y durante la mayor parte del tiempo se mantenía por debajo de los 100. Estas cifras indican claramente que, en los últimos años, los alimentos han experimentado incrementos espectaculares en sus precios que amenazan la seguridad alimentaria de millones de personas.
Es verdad que, al igual que con el petróleo, los precios de gran parte de los alimentos comercializados mundialmente se redujeron justamente debido a la crisis financiera, que forzó el retiro de capitales especulativos de las bolsas de mercancías de exportación y redujo al mismo tiempo la demanda de alimentos. Pero ¿qué significa esta reducción de la demanda? ¿Quién está consumiendo menos comida? La recesión o un menor crecimiento, el aumento del desempleo, la reducción de ingresos y de remesas de trabajadores migrantes a sus países de origen contribuyeron a elevar el número de seres humanos crónicamente hambrientos, por primera vez, a más de mil millones.
La idea de que China y la India son las responsables de la crisis alimentaria es un engaño destinado a esconder la verdad. Las decisiones de los grandes grupos capitalistas de Estados Unidos y, en segundo lugar, de Europa Occidental están en el origen de la crisis alimentaria, en especial los inversores institucionales (los zinzins), responsables de la especulación con los alimentos y los hidrocarburos, y las grandes empresas del agrobusiness, que aumentaron la producción de agrocombustibles precisamente para provocar un alza de precios y aumentar su rentabilidad.
Las mal llamadas políticas de “desarrollo” impulsadas desde hace décadas por organismos internacionales como el BM, el FMI, la FAO, la OMC y otras, ya han demostrado ser un total desastre social y ambiental. Lo único que han logrado “desarrollar” son las ganancias de las grandes transnacionales, a expensas del hambre de la gente y la degradación ambiental.
La manifestación de la crisis puede no ser necesariamente la de pueblos enteros cayendo desfallecidos por efecto de la hambruna, sino también puede darse el incremento inusitado de los precios de los alimentos, un alza de la inflación que obliga a los hogares a destinar un mayor monto de sus presupuestos para cubrir las necesidades alimenticias y nutricionales.
Desde hace aproximadamente un año se estima que por lo menos en 37 países se han registrado trastornos sociales por la enorme carestía de los alimentos. En un momento de marzo de este año, este gobierno K, descubrió la sojización, que lleva por lo menos diez años. Gracias a esa focalización, empezamos a socializar unas cuantas verdades.
"Es necesario cambiar radicalmente la política alimentaria", opina la organización GRAIN. "Desde hace varios meses, una verdadera tormenta por el alza del costo de los alimentos en todo mundo" se ha desatado. En algunos países los gobiernos ya están recurriendo a las organizaciones campesinas para trabajar con ellas en la reformulación de sus políticas agrícolas. Otros están comenzando a cuestionar el argumento fundamental de impulsar una mayor libertad de comercio.
La crisis alimentaria es sólo una expresión de la injusticia que el capital le impone al mundo, porque su objetivo es obtener incesantes ganancias, explotando fuerza de trabajo internacional y local; saqueando la riqueza del Sur y cargándole a éste un intercambio muy desigual. Las formas que adopta el Norte para apropiarse de los fondos y recursos del Sur son múltiples. Entre ellas, está la deuda externa.