Puentes sostenibles romanos, ganan popularidad rápidamente
La ingeniería sostenible está creciendo rápidamente en popularidad, no solo por su impacto limitado en el medio ambiente, sino también por el nuevo … Leer Más
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Al vivir en ciudades, a menudo tenemos que elegir entre habitabilidad, sostenibilidad y asequibilidad. Sin embargo, ese no es el caso en el … Leer Más
En su novela Nueva York 2140, Kim Stanley dibuja una imagen triste pero científicamente plausible del mundo por venir. A medida que el … Leer Más
Con el propósito de promover en los ciudadanos el uso de la bicicleta, 29 ciudades participarán en la primera Semana Nacional de la Movilidad Sostenible.
El fenómeno meteorológico de la sudestada dejó la primera semana de noviembre bajo las aguas a 19 municipios en la llanura bonaerense de Argentina, en unas inundaciones con efectos dramáticos por el avance inmobiliario desenfrenado.
La sensación que el peatón o transeúnte es el gran olvidada de muchas ciudades del mundo es casi perpetua, casuísticamente en mayor volumen en aquellas urbes de tamaño medio o menor con referencia a la media del país que visitemos, posiblemente por la dejadez de un urbanismo olvidado o por una económica truncada de las administraciones que se declinan más por otros aspectos que se supone son de mayor beneficio para la sociedad.
Estocolmo está hecha a medida para aquellos a los que les gusta desplazarse a pie y en bicicleta. Es tan compacta que es posible ir y volver andando desde el centro urbano hasta cualquiera sus 10 atracciones principales o incluso alquilar una bicicleta y disfrutar de la vista. Desplazarse por Estocolmo tanto a pie como en bicicleta es una manera maravillosa de disfrutar de la ciudad y, por supuesto, muy pintoresca, ya que Estocolmo se alza sobre 14 islas conectadas entre sí por 57 puentes.
Frente a una economía de escala global, donde el precio del pan de Mozambique se decide en las bolsas de Chicago según lo que un instrumento financiero desee ganar, las economías campesinas se ejercen en espacios reducidos, sin salir muy lejos de los propios pueblos. Planteadas a escala local se asegura que sus impactos se viertan sobre el propio territorio, como primer paso para garantizarle autonomía. Una forma de hacer que nos indica la importancia de ‘relocalizar la economía’ generando células completas donde la vida se vive y se reproduce.
El automóvil eléctrico avanza un paso más en mantener una situación de insostenibilidad, simulando todo lo contrario. Mantener y potenciar la posibilidad de desplazamientos privados en los entornos metropolitanos favorece el modelo disperso de urbanismo e impulsa la creación de más infraestructuras de transporte. Crea la ilusión de que es posible un sistema de transporte ecológico al margen del transporte público y de la reorganización urbanística. Los coches eléctricos sólo representarán una alternativa sostenible cuando se utilicen únicamente en los casos necesarios, en un contexto de movilidad diferente al actual, y la producción de energía eléctrica provenga de fuentes renovables.
El impacto ambiental de las nuevas construcciones en la Ciudad de Buenos Aires es desastroso; se derrumban casas típicas con jardines para levantar edificios gigantescos que perjudican a las construcciones bajas existentes, tapando el sol, invadiendo la privacidad, y desde ya generando problemas en la infraestructura de servicios.
La mayoría de los Estados de nuestro continente han firmado convenios y tratados mediante los cuales se han comprometido no solo a satisfacer la necesidad de vivienda e infraestructura a sus habitantes, sino a cumplir y hacer cumplir el Derecho a la Vivienda, considerado como un Derecho Humano Fundamental para todos los habitantes del planeta.
A pesar de que cada ciudadano europeo es un peatón y que actualmente el 5 por ciento de las distancias recorridas durante los viajes realizados dentro de la UE se efectúan en bicicleta, el transporte no motorizado aún no forma parte de la política común de transportes de la UE.