El Estadio Olímpico Universitario vivió una semifinal de ida que fue de menos a más, porque Cruz Azul y Tigres firmaron un 1-1 que deja la eliminatoria abierta, aunque con una ligera sonrisa del lado regio por la ventaja en la tabla. También en el partido fue áspero táctico por momentos y eléctrico en otros, uno de esos duelos que tardan en cocinarse, pero que terminan ardiendo.
Un primer tiempo apretado y con Tigres avisando al Cruz Azul
El juego tuvo de todo: cambios que modificaron el ritmo, goles trabajadores, un penal marcado sin protestas, dejando en claro que así, ‘La Máquina’ buscó imponer condiciones en casa, pero Tigres no solo resistió: golpeó primero, provocó silencios y obligó al local a remar a contracorriente.
Lo cierto es que durante el encuentro, los postes, las transiciones y las atajadas de Nahuel Guzmán marcaron un primer capítulo que mantuvo a todos en vilo. En ese sentido, el arranque tuvo sustos tempranos para Cruz Azul, pero apenas al minuto, Fernando Gorriarán sacó un disparo que se estrelló en el poste, y poco después Ángel Correa hizo temblar otra vez el arco celeste con un remate peligroso.
Luego de ver que lo que sucedió fue un aviso claro de que Tigres no había venido a especular, debido a que los ‘Cementeros’ tardaron en asentarse y, mientras tanto, Guzmán mantuvo bajo control cualquier intento, teniendo en cuenta que en el partido anterior no tuvo mucha intervención, ya que su equipo goleó.
Jorge Sánchez llegó al área y quiso superar al portero, pero el argentino estiró el brazo y desactivó la jugada. La sensación era que la visita se paraba con más personalidad, siendo que incluso el tiro libre de Ignacio Rivero, que terminó alto, fue una de las pocas aproximaciones locales antes de que el partido se enfriara por un momento.
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