El decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, quien se encuentra en Pompeya haciendo acto de presencia en algunos actos religiosos, en virtud de que por su edad no puede ser partícipe directo del cónclave, ha manifestado su deseo de que hoy mismo se produzca la fumata blanca que anuncia la selección de un nuevo papa de Roma que refuerce la fe y traiga la buena nueva al pueblo católico.
Este deseo, es la manifestación de todos los hombres y mujeres de la fe, quienes luego de vivir el duelo y la tristeza por la partida física del papa Francisco, avivan la esperanza en torno a la selección de un nuevo obispo de Roma, el cual, tal como lo han conversado en las diferentes congregaciones generales preparatorias del cónclave, tiene el reto de dirigir la Iglesia en medio de un mundo cargado de complejidad.
Ver la fumata blanca significa la materialización de la esperanza
El cardenal Battista Re, quien tuvo una estrecha cercanía con el papa Francisco, queda excluído del cónclave por tener 80 años de edad, con lo que al igual que el pueblo que se congrega en la plaza San Pedro, espera la fumata salga a través de la chimenea para conocer si sus compañeros, cardenales electores, han coincidido en la selección del nuevo pontífice.
De esta manera, el decano coincide en que la fumata blanca tiene la significación más allá del acuerdo cardenalicio, y es la iluminación que por la gracia del Espíritu habrán tenido los cardenales electores para reconocer en su selección la voluntad de Dios, que finalmente es la que triunfa al conocer al nuevo sumo pontífice de la Iglesia católica.
En ese sentido, Battista Re, quien fue sustituido por el cardenal Pietro Parolín para ejercer las funciones de coordinación del cónclave, en vista de su imposibilidad de participar, expresa que en esta oportunidad podríamos ver la fumata blanca en este segundo dia de cónclave y después de sólo 4 o 5 votaciones, pues los cardenales electores conocen los deseos de la Iglesia y los han enfatizado en cada congregación.
Entonces, seleccionar un pontífice y anunciarlo mediante la fumata blanca a través de la chimenea de la Capilla Sixtina es la renovación de la esperanza del pueblo católico que iniciará con el pontificado del papa electo una nueva era en la sucesión del apóstol Pedro, quien lega en cada sumo sacerdote la responsabilidad de guiar al mundo en la fe cristiana, ganando más que seguidores, verdaderos practicantes del amor de Dios.
Por inspiración del Espíritu Santo será elegido al papa que necesita el mundo
Aunque el primer día de cónclave finalizara con una fumata negra, los ánimos del pueblo católico se mantienen en la alegría de saber que en las próximas horas tendrán un nuevo pastor que guiará los destinos de mundo y de la propia Iglesia, y es que se esperaba que efectivamente la primera votación fuese un tanteo de las expectativas con las que los 133 cardenales electores se presentan en el cónclave que seleccionará al 267º pontífice.
Hoy en el segundo día de cónclave, ya después de haberse visualizado la primera fumata negra, producto de que aún los cardenales electores no han llegado a seleccionar el nuevo sumo sacerdote durante las dos votaciones de la mañana, hacen desear que para alguna de las dos votaciones de la tarde ya se consigan los 89 votos necesarios a favor de alguno de los propuestos y se pueda vivir la fumata blanca de la fe católica.
El cardenal decano se manifiesta particularmente feliz, pues este es un momento en el que la presencia viva de Dios se siente por medio del Espíritu Santo que acompaña a todos los cardenales en el cónclave y a todos los religiosos y laicos autorizados a estar en la Capilla Sixtina y la casa Santa Marta durante el tiempo que dure este evento, teniendo la esperanza de que será hoy mismo que se conozca al nuevo sucesor de Pedro.
