Según teorizan los científicos, cuyo modelo parte del llamado “tiempo de transición” (hace entre 6.000-7.000 millones de años), la expansión del universo es creciente, pero no constante, debido a que atraviesa etapas de oscilación conformadas tanto por fases de crecimiento como por fases de regresión; esto es, acelerando y frenando su expansión.
Este mecanismo estaría ligado, además, a una resonancia, una especie de timbre “que ha ido disminuyendo y ahora es muy pequeño, semejante al que resultaría de golpear un cristal y escuchar cómo se va desvaneciendo el sonido”, afirma Mead.
Este tiempo de transición ha venido repitiéndose desde los orígenes del universo y continúa haciéndolo -y seguirá ocurriendo en el futuro-: “ahora sabemos que el universo se ha ralentizado y acelerado no solo una, sino hasta siete veces, en los últimos 13.800 millones de años”, aclara Mead.
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