Las consecuencias de la contaminación y las emisiones de carbono y otros gases de efecto invernadero distan de ser inmediatas, muchas de ellas son ahora la demostración de las alertas emitidas hace años o décadas, como la presencia de plástico en los océanos o de micro plásticos en órganos y secreciones humanas. Estos efectos no obedecen a acciones inmediatamente anteriores, sino que vienen acumulándose progresivamente y moviéndose alrededor del planeta, poniendo en riesgo a todos los ecosistemas.
Plásticos químicos y metales pesados prevalecen en las corrientes marinas
Aunque los esfuerzos por reducir las emisiones de contaminantes han rendido sus frutos y tanto a nivel industrial como en los comercios y consumo familiar se ha visto un cambio en el patrón de producción de contaminantes, las consecuencias de la contaminación persistente no se erradican en el corto plazo, por lo que la presencia de muchos químicos y metales pesados, además de materiales se mantienen de manera persistente en los océanos.
Esta persistencia hace que la fauna marina realice movimientos hacia los polos ártico y antártico donde, los niveles de contaminación son menores. Sin embargo, no es sólo la fauna la que se traslada, también los contaminantes han realizado el recorrido con las corrientes marinas trayendo consecuencias devastadoras para los ecosistemas, pues su permanencia va socavando progresivamente, incluso sin ser observada.
Tal es el caso del mercurio, un metal pesado utilizado en la minería para la obtención del oro y otras piedras preciosas, el cual es vertido de manera directa en los ríos donde se realiza esta práctica. De este modo, el mercurio es trasportado por los cauces hasta los mares y océanos, donde llevado por las corrientes marinas ha llegado al Ártico para causar consecuencias desde su aparición en esta zona hace más de 55 años
Contaminación por mercurio puede tener consecuencias fatales para la fauna del Ártico
Según un estudio validado por la Universidad de Copenhague y otros centros de investigación de Dinamarca, el mercurio encontrado en la región del Ártico tiene más de 55 años en la región y pudiera perdurar por siglos, por lo que las consecuencias aún se desconocen en su totalidad. Sin embargo, se observan ya afectaciones sobre la salud humana y la vida marina que habita esta región.
Los científicos que evaluaron la situación determinaron que el mercurio y otros metales pesados no sólo son llevados por las corrientes marinas hasta el Ártico, estos son encontrados en concentraciones cada vez mayores, a pesar de la reducción de las emisiones y de los procesos industriales que emplean este mineral, lo que hace intuir que tiene un efecto acumulativo en las aguas y en los organismos vivos.
´La neurotoxicidad del mercurio se identifica como la fuente principal de las consecuencias fatales para la fauna silvestre y los humanos que entran en contacto con este, tales como afectaciones sobre los sistemas reproductivo, inmunológico y sensorial, originando severas complicaciones para la sobrevivencia de las especies que habitan de forma salvaje en el territorio ártico.
Las investigaciones identifican procedencia del mercurio que llega al Ártico
Debido a que la acumulación del mercurio en esta región ha sido progresiva y ha ido en incremento desde la década de 1970, se genera una contradicción en cuanto a la generación mundial de programas que conducen a una reducción del uso y emisión de mercurio y metales pesados, de tal forma que es importante identificar el recorrido que realizan las corrientes que llevan el químico hasta la región polar.
De esa forma, determinaron a través de un muestreo hecho durante los últimos 40 años que la contaminación proviene fundamentalmente de países como China, pues la principal incidencia marina proviene del océano atlántico por medio de la corriente de Irminger. Estas investigaciones se suman a las conocidas preocupaciones científicas por el deshielo y el calentamiento del continente ártico.