Los expertos han advertido que los esfuerzos actuales para proteger y restaurar al gato montés nativo se enfrentan a dificultades para identificar al gato salvaje y al doméstico, lo cual amenaza estos procesos.
Tanto en Gran Bretaña como en Nueva Zelanda, se están llevando a cabo esfuerzos para restaurar la población de gatos monteses nativos (Felis silvestris). Además, los conservacionistas en Nueva Zelanda tienen como objetivo proteger las especies autóctonas. Sin embargo, los gatos domésticos representan una amenaza para otras especies en ambos países. Por lo tanto, es importante tomar medidas para controlar y minimizar el impacto de los gatos domésticos en el entorno natural.
Según el estudio, se ha observado que los neozelandeses tienen una actitud menos sentimental hacia el manejo de plagas para proteger a las especies nativas. Esta diferencia de perspectiva se refleja en la forma en que tratan a los gatos domésticos en ambos países.
La Dra. Alexandra Palmer de la Universidad de Auckland y la Dra. Virginia Thomas de la Universidad de Exeter llevaron a cabo entrevistas con expertos en conservación de gatos en Nueva Zelanda y Gran Bretaña, respectivamente.
El manejo de felinos en Nueva Zelanda y Gran Bretaña
En el Reino Unido, existe una fuerte oposición pública al sacrificio de gatos salvajes, incluso cuando se hace con el propósito de proteger a los gatos monteses nativos. La sociedad británica valora la conservación y protección de estas especies felinas. Ante esta situación, los conservacionistas han adoptado un enfoque pragmático al utilizar programas de “suelta de vacunas de castración” para gestionar la población de gatos callejeros, evitando así su sacrificio.
Una ventaja añadida de evitar el sacrificio es asegurar que los gatos monteses no sean víctimas accidentales cuando se confunden con gatos salvajes. Sin embargo, vale la pena destacar que la caza de gatos salvajes es legal y algunos guardaparques los eliminan como parte de sus programas para controlar a los depredadores.
El gato montés, especie protegida
Los gatos monteses son una especie protegida y su caza está prohibida por ley. Sin embargo, puede resultar complicado diferenciar entre los gatos domésticos y los gatos monteses salvajes. Esta situación se complica aún más con la presencia de híbridos de gatos monteses domésticos, lo cual dificulta la distinción legal y hacen que el enjuiciamiento en casos de persecución de gatos salvajes sea casi imposible según la legislación existente.
Existe una diversidad de valores y actitudes hacia los gatos, lo cual implica que un gato salvaje puede percibirse de diferentes maneras por las personas. Algunas personas podrían ver a un gato y asumir que es salvaje, mientras que otras podrían considerarlo como un gato feral o incluso como una mascota domestica.
En Nueva Zelanda, hay un consenso general entre los ciudadanos, los conservacionistas y las organizaciones de bienestar animal en apoyar la matanza de gatos salvajes como medida de protección para las especies nativas. Esta decisión se basa en el objetivo común de preservar la biodiversidad y minimizar el impacto negativo que los gatos salvajes tienen sobre las especies endémicas del país.
Es importante tener en cuenta que los gatos domésticos pueden correr el riesgo de ser dañados o incluso asesinados accidentalmente si quedan atrapados en trampas diseñadas para gatos salvajes u otras “plagas”. En este caso en particular, surge una dificultad legal relacionada con la clasificación de los gatos como salvajes o callejeros. Esta clasificación influirá en las responsabilidades de las personas con respecto a su protección y si se deben sacrificar o no.
Diferencias difusas entre el gato salvaje, doméstico y el gato montés
El Dr. Palmer realizó un exhaustivo trabajo de investigación en Nueva Zelanda, llevando a cabo 59 entrevistas y 16 discusiones en profundidad con gerentes y personal de proyectos de conservación, críticos del control de depredadores, investigadores, partes interesadas maoríes y otros con intereses y experiencia relevantes.
Este estudio permitió obtener una visión completa y diversa sobre el tema abordado. El Dr. Thomas visitó cuatro instalaciones de cría de gatos salvajes en Gran Bretaña y llevó a cabo 26 entrevistas con aquellos involucrados en la conservación y gestión de especies, incluidos oficiales de comunicación de conservación, consultores, profesionales, gerentes de proyectos, expertos en políticas e investigadores.
Conclusiones del Dr. Thomas
El Dr. Thomas dijo: “En teoría y en la práctica, el compañero doméstico y los gatos monteses se distinguen de los gatos salvajes desprotegidos, y en las categorías intermedias de gatos callejeros e híbridos. Los responsables trazan límites entre las categorías de gatos de manera diferente. Estas diferencias en el trazado de límites reflejan la borrosidad inherente de los límites de categoría, los desafíos prácticos y, lo que es más importante, las diferencias en los valores, en particular si se da prioridad a la vida del gato o de la víctima potencial del gato, particularmente las aves nativas o de caza. Esto puede significar que las leyes que describen protecciones para categorías específicas de animales tienen un efecto limitado si, en la práctica, aquellos que se encuentran con gatos trazan límites de manera diferente”.
“En Gran Bretaña, parece poco probable que la protección legal de los gatos monteses en teoría pueda extenderse al campo sin un método rápido, fácil y confiable para diferenciar entre gatos domésticos, híbridos y monteses. Reducir las brechas entre la ley y la práctica requeriría buscar el acuerdo de aquellos involucrados en el manejo de gatos para atenerse a la letra de la ley, a pesar de que esto potencialmente trae implicaciones prácticas difíciles“.
Dilución genética
La investigación realizada en el Reino Unido reveló un fenómeno conocido como “dilución genética” en la población de gatos monteses, lo que ha llevado a su extinción funcional. Los participantes del estudio describieron cómo este proceso ha afectado a la diversidad genética y la viabilidad de esta especie.
En el Reino Unido, la falta de una definición legal específica para el gato montés dificulta su protección. A diferencia de otros animales, los gatos salvajes pueden ser legalmente asesinados en cualquier momento, a pesar de contar con cierta protección bajo la Ley de Bienestar Animal del año 2006. Esta situación plantea desafíos significativos para garantizar su seguridad y bienestar, lo que significa que cualquier matanza de este tipo debe ser humanitaria. Los gatos de compañía se clasifican como propiedad y están protegidos por las leyes de propiedad.
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Con información de: https://www.eurekalert.org/