El comportamiento de los perros al revolcarse en sustancias malolientes, como excrementos, es un misterio que ha desconcertado a los dueños de mascotas durante generaciones. Esta peculiar afición, aunque desagradable para los humanos, podría tener raíces profundas en la evolución y la comunicación animal.
Un comportamiento ancestral
Los perros, descendientes directos de los lobos, llevan consigo comportamientos instintivos de sus antepasados. Simon Gadbois, un experto en comportamiento animal, ha observado cómo su border collie, Zyla, disfrutaba revolcándose en excrementos de castor durante sus estudios en Nueva Escocia, Canadá. A pesar de lo desagradable que pueda parecer, este comportamiento no afectaba la habilidad de Zyla para rastrear a otros animales, lo que sugiere que esta conducta tiene una función más profunda.
Resabios de la caza
Una de las teorías más aceptadas es que el revolcarse en olores fuertes podría haber sido una estrategia evolutiva de los antepasados caninos para camuflarse ante sus presas. Sin embargo, estudios han demostrado que los lobos prefieren olores artificiales como el aceite de motor o el perfume, lo que pone en duda esta hipótesis. Curiosamente, los lobos también muestran predilección por los excrementos de otros carnívoros, como pumas y osos negros, lo que podría indicar un comportamiento más complejo relacionado con la comunicación y el reconocimiento grupal.
Protección y camuflaje
Otra teoría propone que el uso de olores de grandes depredadores, como los pumas, podría ayudar a los cánidos más pequeños, como los zorros grises, a evitar ser cazados por otros depredadores, como los coyotes. Este camuflaje olfativo podría otorgarles una ventaja en la naturaleza al confundir a sus depredadores con el olor de un animal más temible.

Comunicación y vinculación social
El revolcarse en olores puede no solo tener fines de camuflaje, sino también servir como una forma de comunicación dentro del grupo. En manadas de lobos, por ejemplo, es común que el líder sea el primero en revolcarse en un olor fuerte, seguido por los demás miembros del grupo. Este comportamiento podría ayudar a reforzar la identidad grupal y fortalecer los lazos sociales dentro de la manada.
Una explicación más sencilla: El placer
Finalmente, es posible que los perros simplemente disfruten de la estimulación olfativa que proporcionan estos olores fuertes. Expertos como Michael Fox sugieren que, al igual que los humanos disfrutan de ciertos aromas, los perros pueden experimentar placer al impregnarse de olores que para nosotros son desagradables.
Un comportamiento que sigue siendo un misterio
Aunque existen múltiples teorías, desde la evolución y la comunicación social hasta el simple placer, la verdadera razón detrás de este comportamiento sigue siendo en gran parte desconocida. Lo que sí es claro es que los perros, al igual que otros animales con un agudo sentido del olfato, encuentran en estos olores una fuente de fascinación que probablemente nunca llegaremos a comprender del todo.
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Con información de: https://www.bbc.com